"¡Llama al médico! ¡llama al médico!". Los gritos de auxilio, grabados por los propios jugadores de Boca Juniors segundos después del ataque vandálico sufrido a manos de barrabravas de River Plate, camino al Monumental de Núñez, fueron los primeros indicios de que el asunto era grave.

Pablo Pérez,el capitán xeneise, sufrió leves cortes en un brazo, pero fue su ojo izquierdo el que más daño recibió tras el estallido de los cristales del vehículo que los trasladaba. Lo mismo ocurrió con Gonzalo Lamardo.

Tras los ataques, bombas lagrimógenas fueron lanzadas en contra de la turba, los que también entraron al bus de Boca, produciendo fuertes molestias en varios jugadores del plantel. Carlos Tévez fue el que más llamó la atención, ingresando a los vestuarios vomitando por los malestares producidos por los gases.

Pero los médicos de la Conmebol declararon que nadie estaba impidido de jugar. "Los jugadores del club Boca Juniors sufrieron lesiones de piel superficiales en miembro superior, miembro inferior, facial y tronco. Del mismo modo dos jugadores refirieron lesiones en la córnea, la cual no se pudo confirmar por nuestro cuerpo técnico (...) consideramos que desde el punto de vista médico no existe una causal para la suspensión del encuentro".

Pérez y Lamardo fueron trasladados al Sanatorio Otamendi, donde se confirmó que, efectivamente, ambos sufrieron lesiones por las astillas de vidrios en los ojos. Pérez quedó con edema ocular.