Siempre he tenido simpatías con el fútbol peruano a nivel de selección. Tal vez a fuerza de enfrentarlos tantas veces en la década del 70, o bien por esa visión tardía que tuve de uno de los partidos más emblemáticos de la historia de los mundiales -el Perú-Brasil de México 70, cuyo compacto de larga duración pude ver a mediados de los 90-, me fui familiarizando con ese fútbol atildado, acompasado, con aires de bolero. Y aunque con el correr de los años, nuestra Selección tuvo un desarrollo mayor, con éxitos de resonancia que la Bicolor nunca alcanzó, siempre me interesó saber de su suerte. Por lo mismo, en su momento, su clasificación a Rusia 2018-más allá de los costos que pudieron significar para La Roja- terminó siendo un motivo de alegría.
En estos días, cuando solo quedan un par de semanas para que comience la Copa del Mundo, volví a alegrarme por partida doble. Primero, por la habilitación a Paolo Guerrero para que dispute el Mundial. En segundo lugar, por el baile que le dio la selección del Rímac a su par de Arabia Saudita -dirigida por Juan Antonio Pizzi, clasificada para Rusia-, con el delantero incluido a última hora comandando el ataque.
El nacido en Chorrilos, aun cuando no estaba en su mejor forma, dejó en claro que está llamado a ser un delantero de cuidado en Rusia, luego de marcar dos de los tres goles con los que Perú venció a los árabes, además de ratificar que es una de las cartas de peso que la selección de la banda sangre lleva a las tierras de Putin para avanzar en el grupo que integra junto a Francia, Dinamarca y Australia.
Vi algunos pasajes del partido. Me sorprendió el buen fútbol que practica la selección de Ricardo "El Tigre" Gareca, al punto de hacerme recordar a las mejores selecciones peruanas de la década del 70, sobre todo aquellas que llevaron la rúbrica de apellidos ilustres como Chumpitaz, Cubilla, Cueto, Oblitas, Velásquez.
Cada vez que me preguntan por mis favoritos para esta Copa del Mundo, suelo responder de la misma manera: confío en que Brasil volverá a ser protagonista, luego del papelón ofrecido en el último mundial, disputado en su propia casa. Y tras cartón, le doy mi voto de confianza a la selección peruana como equipo revelación del torneo. Se que no la tiene fácil, sobre todo pensando en el grupo que le tocó en suerte, pero tengo confianza en que la vistosidad de su juego la llevará, cuando menos, a los octavos de final de la Copa.
Sin ir más lejos, en marzo de este año, la propia FIFA a través de su cuenta Twitter vaticinaba un duelo entre Perú y la selección de Croacia en los octavos de final de Rusia.
Desde entonces, han ocurrido varias cosas. A la reciente noticia sobre Paolo Guerrero, los peruanos han sumado una seguidilla de victorias: contra Croacia 2-0, en Miami; contra Islandia 3-1, en Harrison (Estados Unidos); contra Escocia 2-0, en Lima, además del último triunfo sobre Arabia Saudita. Con estos resultados, la selección del Perú estira una racha que la hace llegar en muy bien pie a la Copa: no conoce la derrota desde el 15 de noviembre de 2016, cuando cayó por 0-2 en el Estadio Nacional de Lima ante Brasil.
Los buenos resultados de Perú, junto con el buen fútbol que desplegó Brasil contando con Neymar en cancha -en la victoria sobre Croacia por 2-0-, permiten alentar buenas opciones para los sudamericanos en esta Copa Rusia 2018. Es cierto que una cosa es ver el Mundial con tu país clasificado y otra bien distinta es hacerlo sin que tu país esté dentro de la fiesta, pero respecto de lo que nos toca, que un sudamericano se lleve el torneo más importante del fútbol mundial puede ser un buen premio de consuelo. Ojalá así sea.