Nicolás Castillo depende de los exámenes médicos. La UC quiere asegurarse de que el delantero, quien ha jugado apenas cuatro partidos en los últimos dos años, está en condiciones de afrontar la segunda parte del año. De hecho, lo que para otros futbolistas no pasa de ser un examen rutinario, en su caso es un requisito fundamental: si no está en condiciones no fichará por los cruzados.
Si lo hace, el escenario tampoco le favorece mucho: Ariel Holan no está convencido de ficharlo. El entrenador argentino considera refuerzos a jugadores que vienen con actividad y listos para competir por ser titular. Por ende, acepta a regañadientes la opción de reincorporar al delantero, que ha tenido muy poca continuidad en las últimas dos temporadas: jugó dos partidos por el Juventude, de Brasil, y otro par más por el Necaxa. En ninguno marcó goles.
El estratega estudiantil no ha escondido que, si se produce la posibilidad de que Castillo vuelva al tetracampeón es, principalmente, por gratitud a su aporte en otra época: obtuvo dos títulos de Primera División y una Supercopa en 2016, antes de pasar al fútbol mexicano para defender a los Pumas de la UNAM, el último club en el que logró destacarse. En el Benfica jugó apenas 11 encuentros, sin marcar goles. Volvió a México como gran precio del América, pero entre la falta de certeza frente al arco rival y el infortunio de haber sufrido una trombosis en la pierna derecha, su paso por las Águilas terminó siendo otro fiasco.
No le quedó otra
Holan no disimula que Castillo ni siquiera estaba entre sus peticiones. “Nicolás Castillo es un jugador muy querido en la institución, de una trayectoria que ha dejado huella y formado en la casa”, declaró hace un par de días. En este contexto, le asignó al ariete un rol muy lejano de la estelaridad de otros tiempos: “Tanto él como otros futbolistas estarán en evaluación del club”.
Unas pocas horas antes, Castillo había dado por entendido el mensaje. “No me quieren”, respondió a un emplazamiento de un hincha en las redes sociales respecto de un eventual retorno a San Carlos de Apoquindo. Esa negativa no había sido la única que había encontrado en su afán de volver al fútbol chileno. Everton, O’Higgins y Audax Italiano, clubes a los que su nombre fue acercado, también habían descartado la posibilidad de incorporarlo.
Por esos días, el timonel estudiantil, Juan Tagle, también se refería a Castillo desde un lado más sentimental que futbolístico. “No me quiero referir específicamente a su caso. Le tengo mucho cariño. Sí puedo decir en términos generales que la traída de un jugador tiene muchos elementos, es muy complejo. Tiene un elemento técnico que tiene la opción del cuerpo técnico, la gerencia deportiva y la secretaría técnica. Luego vienen las expectativas económicas del jugador y el agente, pero también está la realidad nuestra y lo que estamos en condiciones de pagar responsablemente”, decía, exponiendo todas las variables involucradas en una eventual incorporación.
Los cruzados necesitan traer un delantero con urgencia, antes del cierre del libro de pases, debido a la repentina transferencia de Diego Valencia al Salernitana de la Serie A, que dejó un vacío en la ofensiva. Por eso, pese a la resistencia de Holan, la UC aceptó evaluar la contratación del bigoleador del fútbol chileno en 2016. Eso sí, todo depende de que el oriundo de Renca supere los exámenes médicos.