A una hora de comenzar el partido, los hinchas de Wanderers y de Independiente Santa Fe adelantaban el enfrentamiento. Una pelea más a las páginas porteñas, en la que Carabineros tuvo que intervenir.

No pasaban de cien los hinchas albirrojos que se distribuían a lo largo y ancho del estadio Elías Figueroa, mientras que los Panzers, inquietos, abrían la noche con bengalas y fuegos artificiales, pese a la sanción por parte de la Conmebol de 30 mil dólares, tras encender los mismos artefactos en el partido de ida contra Melgar.

El técnico Nicolás Córdova estuvo a la orilla de la cancha durante todo el partido. Se paseaba, tomaba agua y miraba la hora. Nervioso, claro. Wanderers sumaba otro partido más sin ganar en casa. Desde septiembre no obtiene los tres puntos como local, considerando todos los campeonatos. Parece un recuerdo de antaño, ya casi imposible de revivir.

A los 30', Wilson Morelo anotó el primero para Santa Fe y a los seis minutos lo volvió a hacer. Sí, Morelo, el mismo que hace unos días dijo que Wanderers pertenecía a Primera División, hoy nos hace ver lo contrario. Por más que los Caturros lo intentaron, el cuadro colombiano fue más por dónde se le mirara. Transiciones rápidas, ordenados y una defensa más sólida. A diferencia del Decano, donde la falta de finiquito fue la protagonista. Pero en el segundo tiempo la hinchada se volvió a prender. Literalmente. Luego del remate de Medel que fue contenido por Castellanos, la esperanza regresó por unos segundos, y con ello, otra bengala más iluminó la galería norte del Elías Figueroa. Entre tanto, el árbitro venezolano, José Argote, expulsó al ayudante de Córdova, Sebastián Miranda, por un encontrón con el cuarto árbitro.

Wanderers casi vio la luz de la mano de Cerezo, quien al comienzo del partido falló en una jugada, que casi resulta en gol de Santa Fe, y que luego provocó un penal. Fue él mismo quien le devolvió la fe al equipo por unos segundos, marcando el único gol para los Panzers.

A poco de terminar el encuentro, una de las torres de iluminación del codo norte del estadio se apagó, y Argote paró el partido por largos 10 minutos. La desesperación no tardó en llegar, los equipos se alteraron, Nicolás Córdova pateó un par de botellas, hasta que el venezolano retomó el partido por un minuto, hasta el silbato final.

Mientras que, Gregorio Pérez, técnico de Independiente Santa Fe, se mostró tranquilo y serio. El uruguayo estuvo de brazos cruzados durante casi todo el encuentro y optó por permanecer de pie. En la conferencia elogió al cuadro porteño: "Tienen un buen equipo, a nosotros nos sorprende que estén en segunda división, realmente".

Injusto. Así lo vio el capitán Caturro, Ezequiel Luna. Mientras que Córdova, luego de partido fue enfático en la actuación de los árbitros: "Yo pensé que habían cosas que no sucedían en el fútbol sudamericano, pero lamentablemente siguen sucediendo. No me di cuenta cuándo se apagó la luz, pero de todas formas había que jugar un minuto más. Escuché al cuarto árbitro decir que había que echar a un hombre más de Santiago Wanderers". Además, en su alegato agrega: "El árbitro nació en Colombia, lo que me parece sumamente extraño. De todas formas, no tiene nada que ver con los errores que cometimos nosotros. Pero tengo el derecho de dudar de ciertas cosas".

Esta es la tercera participación de Santiago Wanderers en la Copa Libertadores (1969, 2002 y 2018) y su partido número 21. De esta forma es como suma siete victorias, siete empates y con este encuentro, siete derrotas. Todavía tienen algo de esperanza. La Santa Fe intacta.