Desde que se inició el proceso de descomposición fulgurante de la U, hace dos semanas, el nombre de Mauricio Pinilla no ha parado de sonar. También el jueves, el día de la vergúenza final, de la que sólo participó a medias, ya que salió de la cancha en el primer tiempo y, tras solicitar personalmente el cambio (así lo reveló ayer una imagen de Fox Sports) nunca más volvió.

¿Se borró Pinigol de la masacre del Mineirao (el del palo ante Brasil, definitivamente el peor estadio de su vida)? Pese a que cuando pide el cambio no se le adivina molestia, el delantero, a su manera, asegura rotundamente que no. "Tarados", respondió por Twitter a las publicaciones, entre ellas La Tercera, que reproducían el gesto que invitaba a las sospechas de su compromiso. Luego subió una foto en la que se le ve el tobillo morado. Y el club asegura que, de hecho, el futbolista jugó infiltrado el medio tiempo que aguantó en cancha.

El caso es que Pinilla volvió a estar en boca de todos. En el Superclásico, su foto discutiendo con Beausejour ya se tomó las portadas. Tras el 0-0 ante Cruzeiro, los hinchas pidieron a través de un lienzo su ascenso a capitán. Luego trascendió que había tenido una terrible bronca en el camarín, que fue reprendido por los líderes por sus reproches de mala manera a los más jóvenes del equipo (Araos, Soteldo y Guerra) y que tardó menos de 10 minutos en dejar el estadio tras el pitazo final. Tras el 6-1 contra La Calera, en Quillota, el atacante se fue otra vez molesto y por separado del equipo. Con permiso del club, pero en su coche particular. Justo ese día prometió que mientras estuviera en el club, una goleada así no se iba a repetir. Apenas cuatro días después los azules fueron aplastados por 7-0.