COQUIMBO 2 - COLO COLO 0

Coquimbo: M. Cano; J. Salas, S. Silva, D. Oyarzún; S. Cabrera; G. Navarrete (89', W. Torres), F. Cornejo, S. Galani; R. Farfán, J. Pineda (66', M. Pinilla), P. Muñoz. DT. P. Graff.

Colo Colo: B. Cortés; J. Barroso, M. Zaldivia, J. M. Insaurralde; F. Campos, W. Alarcón (58' J. Valdivia), E. Pavez, G. Suazo, C. Gutiérrez (73', J. Parraguez); P. Mouche, A. Vilches (66', E. Paredes). DT. M. Salas.

Goles: 1-0', 52', J. Benítez empuja el balón en la línea tras jugada personal de Farfán por la derecha; 2-0, 77', Pinilla cabecea desde el centro del área tras buen centro de Salas.

Árbitro: J. Cabero. Amonestó a Cornejo, Galani, Pinilla, Silva, Cano (C); Insaurralde, Valdivia (CC).

Estadio Francisco Sánchez Rumoroso. 14.240 espectadores.

Fueron las imprecisiones de Coquimbo, y no la habilidad de sus jugadores ni el planteamiento de su técnico, las que mantuvieron con vida a Colo Colo hasta los 52 minutos. Superiores de principio a fin, los Piratas se impusieron a un cuadro albo desdibujado, desordenado y hasta ignorante del buen juego que los locales despliegan en su casa. Los goles de Jonathan Benítez y Mauricio Pinilla fueron poco castigo para la desidia colocolina en el Sánchez Rumoroso.

Para Mario Salas la Copa Sudamericana fue un evento aislado, una competición que escapa a su proyecto futbolístico y que requiere resultados inmediatos. De allí la presencia como titulares de Valdivia y Paredes en Ecuador. Acá en Chile, los veteranos siguen sin tener cabida en un equipo que quiere hacer de la presión su marca registrada.

Pero, ¿qué presión? El mediocampo malogró cada pase, cada tenencia de balón, y el trabajo para los pupilos de Patricio Graff se redujo al mínimo. Williams Alarcón y Gabriel Suazo, los llamados a abastecer a Pablo Mouche -el único rescatable en la visita- y al ausente Andés Vilches, firmaron otro partido sin trascender como debieran. Quien brilló en la primera parte fue Jean Paul Pineda, que hizo y deshizo con la zaga de Macul.

Salas apostó por una línea de tres con Insaurralde, Zaldivia y Barroso, y con Christián Gutiérrez y Campos adelantados por los flancos, pero el envite no funcionó. Los laterales padecieron constantemente las arremetidas de Benítez y Rubén Farfán, este último dándose un festín en la segunda mitad. Al extremo derecho no lo detuvo nadie. De sus pies, tras una maravillosa jugada, nació la apertura de la cuenta de Benítez. Incisivo, temerario y descarado, Farfán salió ganador tras cada enfrentamiento con Insaurralde, que nada pudo hacer para ponerle fin a esa masacre.

El segundo tanto era lógico, predecible y merecido. No importó que Valdivia y Paredes ya hubiesen ingresado: la falta de carácter del equipo del Comandante, sumado al aplomo de los coquimbanos, conjugaron para que el futbolista acaso más inverosímil, el colmo absoluto para la institución blanca, lo anotara: Pinilla.

En su debut con el cuadro nortino, el exazul se elevó tras un centro de John Salas para celebrar con un cabezazo su retorno a las canchas, la victoria ante su eterno rival y, por sobre todo, el repaso futbolístico que su nueva casa le propinó a los albos en 90 minutos. Lo gritó sacándose la camiseta, esa costumbre incorregible e irresponsable de los futbolistas, para ganarse al tiempo su primer amarilla. Pero a los Piratas les dio igual. Nada les iba a sacar la alegría.