La diplomacia en manos de Medel

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En una jornada marcada por el reencuentro efectivo entre Vidal y Bravo, Medel, el nuevo capitán saca a relucir su jineta. Mima a uno y a otro en vísperas de su primera práctica conjunta sin perder en ningún momento su postura equidistante dentro del conflicto.



Primero una consigna colectiva, en el aeropuerto, nada más arribar a España: "Lo importante es la Selección, no hay un jugador u hombre más importante que la Selección". Después, pequeños gestos individuales, de esos que sirven para hacer grupo, para limar las asperezas. Por un lado, un abrazo de afecto a su inseparable Arturo Vidal, camino del bus del equipo; y por el otro, casi a renglón seguido, una decidora invitación a Bravo a formar parte de un rondo selectivo en los minutos iniciales de la práctica. Es Gary Medel. Un hombre nuevo. Un capitán para todo y para todos empeñado en reinventarse a sí mismo.

Y es que poco o nada tiene que ver el rol desempeñado por el futbolista del Bologna en la Selección desde que ostenta la jineta, con el que llevaba a cabo antes del cisma acontecido en el camarín de la Roja. Tampoco su comportamiento. El futbolista temperamental que rehusaba de manera sistemática el trato con la prensa, es ahora uno de los primeros voceros del grupo ante los medios. Se diría que casi la voz autorizada principal. Atrás quedaron los likes inoportunos en las redes sociales o las salidas de tono como mecanismo de defensa ante las críticas. El Pitbull es pura armonía. Igual de mordedor; mucho menos ladrador. "Estoy contento por la vuelta de Claudio, es un jugador que da liderazgo. Da igual quien sea el capitán, lo importante es aportar al equipo", manifestaba también, recién aterrizado, el jugador de 32 años, en un nuevo ejercicio de mesura y buenas costumbres.

Desde que Reinaldo Rueda decidiera -coincidiendo precisamente con la larga ausencia de Bravo en las nóminas de la Selección- dar la alternativa a Medel como capitán del equipo, la hasta entonces indómita personalidad de Gary no ha hecho más que irse atenuando, suavizando. Algo que ha vuelto a quedar de manifiesto en las pocas horas que la expedición chilena lleva concentrada en la Manga.

Su posición cada vez más neutral y equidistante en el conflicto Vidal-Bravo (pese a que su mayor afinidad con el volante del Barcelona es de sobra conocida por todos); su determinación a actuar en la resolución de los conflictos de manera mucho más salomónica; su renovada relación con los medios de comunicación como consecuencia de su nuevo estatus; e incluso su rictus amable y jovial y su proceder más distendido, así lo atestiguan.

Dos pequeños gestos suyos, mínimos en apariencia, pero absolutamente elocuentes en la primera jornada de entrenamiento de la Roja con su nómina al completo, han bastado para entender la importancia del renovado Medel dentro de la pirámide de jerarquía del equipo. Y su decidida intención de no volver a tomar parte por ningún bando de estallar una nueva fractura en el seno del camarín chileno.

Y es que luzca o no la jineta ante Colombia y Guinea, seguramente lo hará, el nuevo Pitbull, el capitán elegido por Rueda, hace tiempo ya que ha dado un paso al frente.

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