Por prestarles apoyo a los hinchas de Boca Juniors: cómo el Ardilla fue capturado en una comisaría y terminó en la cárcel
El barrista, protagonista de los graves incidentes que se produjeron en el partido entre Colo Colo y Monagas, fue detenido ayer en Colina. Lo sorprendieron junto a tres individuos, cuando pretendían darles custodia a los elementos de animación que los hinchas argentinos no podrían ingresar al Monumental.
Como dicta su apodo, Alejandro Ñanco, El Ardilla, había conseguido escabullirse de la búsqueda policial. Lo estaban buscando después de haber sido el principal protagonista de los graves incidentes que ocurrieron en el estadio Monumental el miércoles 19 de abril, con motivo del duelo entre Colo Colo y Monagas, por la Copa Libertadores. Las imágenes lo mostraron amenazando a otros barristas con los que protagonizaba una disputa. Con un agravante: había conseguido ingresar indebidamente al recinto albo, pues sobre él pesaba una prohibición de ingreso. Por el lío, los albos fueron castigados severamente por la Conmebol, que redujo el aforo del estadio Monumental. Las autoridades gubernamentales lo recortaron aún más, con el consiguiente perjuicio económico para el Cacique.
El Departamento de Eventos Masivos de Carabineros, OS 13, había realizado un seguimiento para dar con su paradero. Gracias al trabajo fotográfico y fílmico se acreditó la participacion de Ñanco en los incidentes del duelo entre Colo Colo y Monagas y se solicitó la orden de detención.
La capacidad de escapatoria le duró a Ñanco hasta poco antes del partido entre los albos y Boca Juniors. El miembro de la Garra Blanca cayó cuando le prestaba apoyo a los hinchas de Boca Juniors que habían cruzado la cordillera para alentar a la escuadra de Jorge Almirón. Fue detenido por Carabineros, en Colina.
Control y detención
Ñanco tenía que presentarse a audiencia en la jornada del miércoles, tal como se estableció después de su detención. Sin embargo, no apareció por los tribunales. Justificó su ausencia a través de una licencia médica.
Pasado el mediodía, en cambio, realizó una gestión que se contrapone con el impedimento para comparecer ante la justicia. A esa hora, por el paso Los Libertadores comenzaban a acercarse los buses que transportaban a los hinchas de Boca Juniors que asistirían al encuentro entre las escuadras de Gustavo Quinteros y Jorge Almirón. La fracción reducida de La 12 traía todos los elementos de animación posibles para hacerse sentir en un estadio que, pese a su capacidad reducida contaría con una amplia supremacía de público local.
El problema para los transandinos es que esos elementos, bombos y banderas, estaban prohibidos. Surgió. entonces, la necesidad de mantenerlos a resguardo. En ese momento se producen las coordinaciones respectivas que involucran a los hinchas xeneizes y a Ñanco y otros tres acompañantes. El Ardilla, en efecto, era el copiloto de un vehículo rojo que llegó a la comisaría para retirar los implementos y guardarlos hasta que los transandinos los retiraran, al momento de emprender el retorno.
Al personal policial le pareció sospechoso el despliegue. Según fuentes de la investigación, en esa condición accedieron al mencionado vehículo para realizar controles de identidad. Fue en ese momento en que detectaron la presencia de Ñanco y se cercioraron de que tenía órdenes de detención pendiente, por lo que procedieron a su captura. En la guantera del vehículo se encontraron fuegos artificiales.
Este miércoles, el Fiscal de Alta Complejidad Oriente, Jorge Martínez decretó su prisión preventiva. “Se solicitó la prisión preventiva debido a que las otras medidas cautelares que habían impuestas sobre este sujeto no resultaban eficaces, dado sus múltiples incumplimientos. La idea fue acogida por el tribunal y este jueves se decretó. Todo fundado en los hechos acontecidos el 19 de abril”, señaló.
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