Se jugaba el sexto partido de la Serie Mundial de la Major League Baseball (MLB) entre Los Angeles Dodgers y Tampa Bay Rays, la noche del martes, cuando al estadio en Arlington, Texas, llegaba una información importante. El examen de Coronavirus de uno de los jugadores había resultado positivo. El tercera base Justin Turner no pudo seguir jugando y lo enviaron al hotel.

El partido, eso sí, siguió sin inconvenientes y la victoria del equipo californiano por 3-1 le dio al tradicional equipo su séptimo título nacional, al quedarse con la serie por 4-2.

Pero la historia de Turner no terminó ahí. Aunque se suponía que había sido aislado por los regentes de su escuadra, se le vio al final del choque celebrando junto a sus compañeros y acompañado por su familia.

“Me siento muy bien, no tengo ningún síntoma. Acabo de experimentar todas las emociones posibles”, declaró Turner. El comisionado de la MLB, Rob Manfred, agregó: “Estamos contentos de haber podido terminar la temporada, pero estamos preocupados porque uno de nuestros jugadores dio positivo”.

Es la primera celebración de los Dodgers desde 1988, pese a que había jugado tres de las ultimas cuatro finales. Sigue sexto en la historia en un palmarés que lideran los Yankees, con 27 series mundiales.