Preguntas por el Cacique
Por donde camino, me acribillan a preguntas: "¿Y qué pasa con el Colo?". Me encojo de hombros y enmudezco. Si los niños se preguntan próximo a Navidad ¿Qué me traerá Santa Claus? Sus padres se preguntarán ¿Qué nos deparará Blanco y Negro el 2019?
Los equipos se conforman por la declaración de compromiso que hace un conjunto de futbolistas con una misión propuesta por la dirigencia del club. ¿Qué propuesta surgió de las mentes brillantes de Blanco y Negro para prometer ser un huracán y terminar como una brisa? ¿Contratar solo a Barrios, Pérez y Pinares? Mosa o Ruiz Tagle pecaron de ingenuos.
Ahora bien, un equipo es un conjunto - no un grupo - recurrente de conversaciones entre personas comprometidas a compartir la declaración de misión hecha por la dirigencia. El gerente técnico y el director técnico, para coordinar acciones exitosas. A la luz de los hechos, todo se oscureció. El vestuario estaba apestado por malos resultados, mustio y sin un modelo de juego, divisiones internas y envidias que calaban los egos.
Faltó la cualidad esencial que es la conversación del líder para revertir desgracias eternas. Algunos extrañaban a Mosa y sus arrumacos y otros sufrían a Ruiz Tagle y su indiferencia. ¿Se daban cuenta estos autodenominados lonkos del clima laboral de ese camarín? ¿Evaluaban la situación allí en el barrio alto, donde el Cacique se percibe como poroto en paila marina?
¿Y el gerente técnico qué pitos tocaba? ¿Posee competencias Marcelo Espina para revertir la crisis imperante? No basta con la experiencia de jugador sin tener los conocimientos de tratar más con seres que con humanos.
Blanco y Negro tiene la obligación de cambiar el antiguo paradigma patronal. Que Mosa y Ruiz Tagle soplen el humo de sus pistolas y dejen de jugar a quién es el sheriff o el colonizador.
Antes de limpiar el camarín, primero deben barrer sus mullidas alfombras de las oficinas.
Santa Claus, te ruego como cacique, trae al Monumental valores de una nueva cultura de hacer las cosas. Que se debe mirar primero la tierra y no el cielo. No cuesta nada. Regálales sentido común, envuelto en papel celofán.
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