Este martes, la Conmebol realizó un anuncio millonario. La entidad que rige al fútbol sudamericano comunicó que, en 2022, destinará un abultado monto a las asociaciones miembro. Serán US$ 10 millones los que se repartirán equitativamente entre las 10 federaciones que integran la organización. Es decir, cada una percibirá US$ 1 millón. El objetivo inicial está definido. “Aumentar la competitividad de los torneos locales y fortalecer a los clubes y asociaciones”, consigna el comunicado emitido por la confederación que preside el paraguayo Alejandro Domínguez.
En Luque aspiran, también, a que, producto de la mayor inversión, se eleve el nivel de los torneos continentales “La Conmebol no solo apunta a elevar la calidad de sus propios certámenes sino también hacer una contribución decisiva para mejorar los torneos de cada país y tornarlos más atractivos y competitivos, otorgando este premio a los campeones”, manifiestan. De paso, fijan las condiciones para la distribución de los recursos. “Cada presidente de asociación tendrá la facultad de dividir el monto hasta en dos premios y determinar cuáles de sus competiciones contarán con este importante incentivo para los campeones. El monto será entregado al finalizar el 2022″, consigna.
La discusión
El último punto podría perfectamente ahorrar el debate. De hecho, en ese aspecto juega un rol fundamental la división que existe en el fútbol chileno a nivel organizacional. “Los recursos llegan a la federación, no a la ANFP”, advierten en Quilín. Vale decir, la materia ni siquiera debe someterse a la aprobación del Consejo de Presidentes de Clubes, la instancia suprema del profesionalismo. En otros términos, el directorio que preside Pablo Milad puede perfectamente determinar el mecanismo de repartición y solo comunicárselos a los clubes, que solo tendrían que acatar la propuesta que está en proceso de preparación y que en Peñalolén guardan celosamente hasta que sea presentada a los timoneles.
La propuesta, de hecho, apunta a que los recursos sean recibidos por los dos monarcas que arroja el fútbol chileno en cada temporada: los ganadores del Campeonato Nacional y de la Copa Chile. Lo que está en análisis es la proporción del monto que se les adjudicaría a cada uno.
De igual forma, los timoneles de los clubes debaten cuál sería la mejor forma de repartir el inesperado botín. Ya conocen, de antemano, las restricciones. De partida, será para clubes que logren clasificaciones a torneos internaciones, lo que excluye inmediatamente a los que militan en la Primera B. Sin embargo, en el grupo de WhatsApp que aglutina a los principales directivos de los equipos que componen el fútbol nacional han surgido propuestas que exceden ese límite. “Hay algunos clubes que han planteado que se debe repartir entre clubes que no van a las copas, pero ese es un incentivo perverso. Esto es fútbol profesional. No se puede estar subsidiando. Hay que ponerse de acuerdo, ver las restricciones, evaluar las direcciones que define la Conmebol”, confidencia a El Deportivo un participante de ese colectivo virtual.
Revisar y flexibilizar
Por lo pronto, lo que más inquieta a los clubes nacionales es la rigidez del mecanismo para asignar el dinero. “En Chile hay siete clubes que van a copas. Entonces, los siete deberían recibir algún premio. Eso les daría margen para afrontar las competencias. La Conmebol no puede imponer que se entregue a dos clubes. Hay que discutirlo bien”, postula Luis Baquedano, gerente general de Unión Española.
Lorenzo Antillo, presidente de Audax Italiano, escuadra que participará en la segunda fase de la Copa Libertadores, sitúa la mirada en un aspecto preliminar, pero igualmente trascendente. “Me parece que lo principal, antes de empezar a repartir plata es que la ANFP fiscalice que los clubes cumplan con el fair play financiero, con las reglas que establecen los requisitos para favorecer la competitividad. De lo contrario, no tendría sentido. Seria un aliciente más para no cumplir”, plantea el dirigente floridano, quien se muestra partidario de asignar una parte a los clubes de la Primera B.
El timonel audino advierte de otro riesgo: que el estímulo profundice las diferencias entre los clubes más potentados y los que perciben menos dinero. “No hay que perder de vista que el campeón de Primera y el segundo van a la Copa Libertadores. Eso ya es un premio importante, les llegan recursos cuantiosos. Entonces, hay que encontrar una fórmula justa, que haga que esta plata favorezca el desarrollo. Ya existe una diferencia de ingresos de los clubes de mayor convocatoria. Eso ya provoca una brecha difícil de equiparar. Entonces, debe ser una fórmula equitativa, que realmente favorezca la competitividad. En resumen, que permita emparejar la cancha”, concluye.