La renuncia de Mesut Özil a la selección germana no pasó inadvertida en Alemania. Una fuerte controversia se ha generado a partir del anuncio del mediocampista, quien dijo que no seguirá defendiendo al equipo nacional y, mediante una carta, expresó su molestia por las críticas constantes hacia su juego y, también, por la ola de comentarios negativos que surgieron después de que posara junto al presidente turco Recep Tayyip Erdogan.
"Tengo dos corazones: uno alemán y uno turco. Nací y fui criado en Alemania. ¿Por qué hay gente que aún no acepta que soy alemán?", escribió el futbolista en redes sociales, achacando al racismo también su determinación de no volver a jugar en representación del país. "Cuando gano soy alemán y cuando pierdo no. Así no se puede", puntualizó.
Este lunes, en tanto, el presidente del Bayern Múnich, Uli Hoensss, no se guardó nada para criticar al volante y hasta le dio las gracias por dejar el Mannschaft. "Me pone contento que se haya acabado esta pesadilla. Qué bueno que se retira porque lleva años jugando como la mierda. El último duelo que ganó fue antes del Mundial de 2014. Y ahora busca excusas y se escuda detrás de todo esto", dijo, en declaraciones reproducidas por el diario Bild.
"Cada vez que el Bayern jugaba contra el Arsenal, lo buscábamos porque siempre fue el punto débil. Juega bien solamente contra San Marino", agregó el directivo. "Sus 35 millones de seguidores son una mentira. No existen en el mundo real. Son los que creen que juega sobresaliente cuando da bien un pase cruzado", insistió.
"La evolución de nuestro país es un desastre. Hay que llevarlo de nuevo todo a lo deportivo. Y, en ese sentido, Özil no ha aportado nada a la selección nacional desde hace muchos años. Su despedida es una muy buena notifica para el fútbol alemán", sentenció.