Paok y AEK Atenas jugaban un partido fundamental para el futuro de la liga de Grecia. Empataban 0-0 y, casi al final del encuentro, el árbitro decide anular un gol para los locales, lo que desató el descontrol de la gente y una nueva invasión de los barristas a la cancha. Lo que nadie esperaba es que el presidente del Club PAOK, Ivan Savvidis, entrara con un arma a la cancha para amenazar al juez por lo ocurrido.
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Según informó el equipo local en sus redes sociales, el "partido terminó con 1-0 y así lo reflejó en el acta el árbitro".
Este escándalo se suma a lo ocurrido en Francia e Inglaterra este sábado.