Chile y Brasil protagonizarán un partido de alta tensión. Para la Roja, por definición, enfrentar al pentacampeón del mundo representa un ejercicio de extrema complejidad, por más que en la retina aún permanezca un par de victorias notables. Hoy, el equipo de Ricardo Gareca no está para recuerdos. De hecho, los más cercanos que tiene son auténticas pesadillas. El equipo nacional viene de caer frente a Argentina y Bolivia en la fecha de septiembre. Los efectos se grafican en la tabla: está penúltimo, con solo cinco unidades. Solo supera a un Perú incluso más complicado. Estados Unidos, México y Canadá se ven incluso más allá que lo que los muestra el mapa.

El Scratch, acostumbrado a las jornadas felices, basados en la estética y la contundencia históricas en su propuesta futbolística, hoy lidia con un momento complicado. De los últimos cinco partidos, ha ganado apenas uno. El resto los ha perdido. Por el momento, iría al Mundial, aunque el quinto puesto que ocupa en la clasificación es, en función de sus pergaminos, indecoroso. Como la escuadra nacional, también busca piezas para el refresco. En la lista del ex técnico del Flamengo hay varias.

Presión alta

Presión alta, para estos efectos, no es la descripción de la estrategia que a Chile le evoca los momentos felices de las gestiones de Marcelo Bielsa y Jorge Sampaoli. Los tiempos en que la Roja atosigaba a los rivales, no les dejaba pensar, les quitaba el balón y era capaz de sentar superioridad, por más pintado que fuera el adversario. Por estos días, el concepto es más bien una sensación. En Juan Pinto Durán (y en Quilín, donde ayer compareció Gareca) la necesidad de sumar puntos es imperante. El Tigre, por cierto, la reconoce. “Presión sentimos todos. Estamos representando al país. Chile es una selección con historia. Vivimos bajo eso. Estar en esta posición es totalmente diferente a dar una opinión. Uno se prepara y capacita para esto. Vivimos con presión continuamente. Es ganar o ganar. Entonces, uno está en un ambiente muy tenso”, describe. Sin embargo, procura desmarcarse del pesimismo generalizado. “Podemos resolver sobre esto. Lo digo porque nos ha tocado. No tengo una bola de cristal. Lo que tengo son años de preparación. Después, uno comete errores. Como los árbitros, los jugadores. Es un espectáculo muy pasional. La gente se olvida de su trabajo y va genuinamente a algo que le llama la atención desde la pasión, el corazón. Quiere ver ganar a su equipo. No tiene un análisis frío. Es una profesión muy pasional, sanguínea. En ese contexto, permanentemente está la presión, pero dentro de eso tratamos de vivir en un clima tranquilo. Por supuesto que sabemos lo que nos jugamos mañana. Es algo muy importante”, sentencia.

Rodrigo Echeverría, uno de los llamados a darle soporte a la Roja (Foto: Photosport)

Es en ese contexto en que mira hacia enfrente y alude a las urgencias del rival. “Brasil tiene que estar entre los tres primeros o ganar las Eliminatorias. No es que una selección tiene presión. Todas la tienen. Brasil es una selección que también tiene presión. Le toca vivir una situación difícil. Nosotros trataremos de aprovecharlo. Como ellos con nosotros”, expone.

La Verdeamarilla también tiene necesidades. Sin figuras como Alisson Becker, del Liverpool; Vinícius Júnior y Eder Militao, del Real Madrid; Bremer, de la Juventus, y Guilherme Arana, del Atlético Mineiro, también tiene que recurrir a las alternativas. ¿La diferencia? Aunque sea un lugar común, es que debajo de cada piedra puede encontrar una. El estratega citó a los centrales Beraldo (PSG) y Fabrício Bruno (Flamengo), al lateral izquierdo Alex Telles (Botafogo), al volante Andreas Pereira (Fulham) y al portero Weverton (Palmeiras). Todas figuras destacadas en el primer nivel.

Los últimos ajustes

Gareca probó opciones hasta el final. La última fue un 5-4-1 sin Eduardo Vargas, su amuleto hasta ahora. El único delantero fue Víctor Dávila. En la defensa, sacó a Fabián Hormazábal. Benjamín Kuscevic fortaleció el centro y Felipe Loyola pasó a la franja derecha. En la mitad se sumó Ulises Ortegoza.

Las formaciones de Chile y Brasil.

En la conferencia previa al duelo, dijo que no le temía a la inexperiencia de algunos jugadores. “Y te habla un técnico con experiencia, al que le tocó poner a jugadores sin experiencia, que jugaban en el medio local y que cumplió objetivos. Como ustedes saben todo, llegó a estar en 2017 en el puesto 10 del mundo. No te está contestando cualquiera. Tengo la experiencia para decir que cualquier jugador capacitado no necesita experiencia. Para rendir como en su club ante los mejores. La experiencia en algún momento la tiene que empezar a hacer. El camino arranca. Ustedes tuvieron la mejor etapa de su historia, dicho por ustedes mismos. ¿Qué edad tenían los jugadores de experiencia que tiene hoy? Uno tiene que confiar. No hay nada que asegure. Un chico de 20, 21 o 31 tiene que responder”, disparó.

La alusión responde a la gran apuesta del estratega: la inclusión Marcelo Morales en la defensa, a los que sumará al más rodado Darío Osorio en faenas ofensivas. La reinvención, por cierto, también es un mandato. “Me refiero a que él ya sabe que tiene que reinventarse para estos partidos. Con el cambio constante de jugadores, ha visto que algunos le responden y otros no tanto. Algunos que le respondieron, después no lo hicieron. Por eso tiene que cambiar, para probar una situación diferente con los jugadores que sí le han respondido”, explicó Pablo Milad, el presidente de la ANFP a El Deportivo.

Ante una verdadera bestia, el Tigre debe dar su último zarpazo. No le queda otra.

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