Propuestas de pagos diferenciados y peleas entre los presidentes: la guerra que desata los costos del fútbol formativo
Este martes, el Consejo de Presidentes volvió a sesionar buscando lograr un acuerdo de cómo sustentar el certamen que proyecta a las jóvenes promesas del medio local.
Este martes, los clubes volvieron a juntarse. Cómo asumir los costos que genera el fútbol formativo sigue levantando polvo entre los elencos profesionales. Desde la ANFP ya avisaron que no seguirán cubriendo la totalidad de los gastos, que bordea los $ 5 mil millones anuales. ¿La razón? No hay dinero.
En esa línea, existió un compromiso público del presidente de la ANFP, Pablo Milad, de no alterar las competencias ni de redistribuir las categorías. Menos fusionarlas, el gran temor que se había instalado. La razón no era otra que las dificultades financieras por las que atraviesa la ANFP y la necesidad de aminorar costos.
La propuesta de regionalización de los torneos fue una de las que alcanzó a estar puesta sobre la mesa. La planteó Felipe Muñoz, el presidente de Rangers. También se expuso la idea de terminar con la Copa Futuro, para retrasar el inicio de la temporada. En esa línea, se decidió la conformación de una comisión que tendrá que evaluar propuestas respecto de los puntos cruciales. Otra vez, se instaló como posibilidad la eliminación de las categorías más pequeñas. Una consideración resultó crucial para frenar la toma de decisiones abruptas: si los dirigentes estarían dispuestos a asumir públicamente los costos de imagen que derivarán de una decisión esencialmente impopular.
De cualquier forma, hay una cifra que aúna a los timoneles respecto de la necesidad de encontrar la fórmula de financiamiento: los cinco mil millones de pesos anuales que cuesta la mantención del Fútbol Joven. Y ahí resurgen como cortapisas los efectos que ha sufrido la ANFP, por ejemplo, con el término forzado de la relación con Betsson.
Más consenso despertó la idea de repartir la carga entre la ANFP y los clubes. En este sentido, la mesa que preside Pablo Milad planteó que la ANFP financie el 50% de los torneos, es decir $1.744.399.650. A esa cifra se le añadirían los costos relacionados con el arbitraje. La fórmula permitiría liberar una cifra importante: $3.428.873.369 respecto del año pasado.
La otra mitad la aportarían mensualmente los clubes, de sus ingresos televisivos. A Colo Colo ($9.628.517), la U ($8.992.917) y la UC ($7.756.112), los que reciben más dinero por ese concepto, les correspondería el mayor aporte. El resto de los equipos de Primera pagaría $6.018.663. Los de Primera B, $2.546.342.
Este martes, en la última cita, sin embargo, no se llegó a acuerdo. Los clubes volvieron a reunirse por cerca de dos horas y nadie parece flexibilizar en su postura. Se preparan tres propuestas que deberán ser votadas en un futuro consejo de presidentes: una es mantener el acuerdo inicial (que la mitad de los costos lo asuma la ANFP y el resto los clubes), que durante el primer semestre se juegue un torneo regional y durante la segunda parte del año se realice un certamen nacional y, finalmente, otro que busca que la categoría Sub 15 y Sub 16 sean regionales, mientras que las más divisiones más cerca del profesionalismo se disputen a nivel nacional.
Irrumpe la U
El acuerdo pareció cercano. Sin embargo, la postura de Universidad de Chile cambio los planes. Los azules exigieron un sinceramiento de la realidad de la categoría y, finalmente, fijaron una postura radical: “rasgarse con las uñas propias”. La postura la realizó el presidente de Azul Azul, Michael Clark. Hubo aplausos para sus palabras,
La UC, a su vez, consultó por la situación en que quedaba la comisión. En el mismo sentido, resurgieron las posturas relacionadas con la regionalización y la eliminación de la Copa Futuro. Pocos clubes defendieron abiertamente el plan original: Cobresal, Palestino, O’Higgins, Iquique y Coquimbo.
De retorno al punto muerto, Milad propuso la estructuración de una comisión que ideara un nuevo plan, ya pensando en 2026. La tensión era tal que el timonel discutió con Jorge Yunge, su brazo derecho, quien se desligó de una propuesta que parecía corporativa.
Los ánimos se caldearon. De hecho, en el Consejo se concedieron 10 minutos de descanso, precisamente con la finalidad de enfriar las cabezas y, por cierto, los ánimos. Como ni siquiera esa decisión terminó con las fricciones, se determinó iniciar reuniones periódicas para ir acotando cada una de las materias que aún siguen provocando desencuentros.
“Hay que hacer una optimización económica y deportiva en varios aspectos y en lo referente a aporte de jugadores a selecciones. Y una optimización de categorías. Ese es el concepto. El punto de equilibrio es mantener el desarrollo deportivo. Esa es la prioridad”, establece, René Rosas, quien representó a Universidad de Concepción en las asambleas.
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