PSG-Bayern Múnich: Una final de dos mundos
Lisboa nombra al campeón de la Champions: el acaudalado PSG, ícono del poder de los petrodólares; o el eterno Bayern Múnich, dominador de la liga más reacia a la mercantilización del fútbol.
Llegó el gran día. Finaliza la edición más particular de la Liga de Campeones, una que se vio obligada a cambiar producto de la pandemia del coronavirus y que encontró como solución a la encrucijada montar una burbuja sanitaria en Lisboa y un formato atípico para su historia. El partido más importante del año a nivel de clubes encuentra a rivales tan grandes como diferentes, poderosos pero profundamente distantes. El París Saint-Germain y el Bayern Múnich se enfrentan en un verdadero choque de trenes, aspirando a ser el sucesor del Liverpool en el trono del Viejo Continente.
Se trata de un encuentro entre dos mundos, dos visiones de la industria del fútbol contrapuestas. El PSG es el ejemplo más evidente del poder del dinero en la actividad, la fuerza que han adquirido los elencos controlados por los petrodólares, cuyo horizonte más profundo es gastar cantidades siderales para acaparar trofeos y reconocimiento. El cuadro galo nunca ha estado tan cerca como ahora. En la vereda contraria está el Bayern, el dominador de una liga que tiene en la responsabilidad su carta Gantt. Si hay una competencia reacia a la mercantilización de la actividad es la Bundesliga. Por la misma razón hay tanta reticencia con el Leipzig, perteneciente a la empresa Red Bull, considerado como el club “más odiado de Alemania”.
El expresidente del club bávaro, Uli Hoeness, hizo una dura crítica en 2017 a la evolución del mercado de fichajes y dijo que “ningún jugador del mundo vale 100 millones de euros”. “No quiero fichar a ningún jugador por 100 millones, aunque los tuviera… Es algo que para nosotros no se plantea”, agregó. En esa ocasión el Bayern precisamente jugaba contra el PSG por la fase grupal. “Otros clubes pueden tener dinero prestado o dinero que algún propietario ha puesto a su disposición. Pero el Bayern puede estar orgulloso de que el dinero que tiene es el que se ha ganado”, sentenció.
En efecto, el fichaje más caro de los muniqueses fue de 80 millones de euros: el lateral Lucas Hernández (hoy suplente), adquirido en 2019 al Atlético de Madrid. Esta cifra no está ni cerca a lo que pagaron los parisinos por Neymar, el pase más caro de la historia: 222 millones. Casi tres veces más. El 75% de la propiedad del Bayern le pertenece al club; el restante 25% se divide entre tres empresas, cada una con un 8,33%: Adidas, Audi y Allianz.
La nueva era del PSG parte en 2011, cuando el grupo Qatar Investment Authority compra el 70% del club. El objetivo era uno solo: otorgar apoyo económico para hacer un equipo grande y ser campeón de Europa. Al año siguiente compró el 30% restante para ser el único dueño de la institución. La cabeza directiva es el qatarí Nasser Al-Khelaifi, empresario, extenista y presidente de la cadena de TV Bein Sports. La navegación del equipo con el timón de los petrodólares siempre ha estado bajo la sospecha de la UEFA por supuestos incumplimientos al fair play financiero, la que aumentó tras las operaciones de Neymar y Mbappé. Por ambos jugadores se pagó 367 millones de euros, más del doble que la valoración de toda la liga chilena. Según Transfermarkt, la Primera División nacional está estimada en 135 millones de la moneda europea (US$ 159 millones).
Tripletes y figuras
La semejanza entre los finalistas es que son dominadores claros en sus torneos domésticos. El PSG ha ganado siete de las últimas ocho ligas de Francia. El Bayern lleva ocho títulos consecutivos de Bundesliga. Ninguno tiene contrapeso. Los torneos de sus países son predecibles. La misión es ahora trasladar ese éxito al terreno continental. También aspiran al triplete, porque son los respectivos campeones de las copas locales.
Es un duelo entre planteles estelares y cotizados. La plantilla de los alemanes cuesta 928,55 millones de euros, mientras que la parisina es de 801,45 millones. De los 22 que estarán en cancha, el más mediático es quien tendrá la mayor responsabilidad en sus hombros: Neymar. Llegó a París para despegarse de la sombra de Messi y ser la gran estrella; el proyecto gira a su alrededor. Después de tres años con luces y sombras, con varios amagos de fuga y una relación de amor y odio con la hinchada, hoy el brasileño está feliz y conduce a los de Tuchel. “Aquí es donde queríamos estar. Los dueños tienen un gran proyecto y parte de eso debe ser llegar a ser considerado como el mejor de Europa”, manifestó Ney en una entrevista al Daily Star.
Luego del 8-2 sobre el Barcelona, que ocasionó un terremoto en la tienda culé, el club de Hansi Flick llega a la final con el cartel de candidato. Son múltiples las razones para aquello: han ganado los 10 partidos de la actual Champions, marchan invictos en 2020 y tienen en gran estado de forma a Robert Lewandowski. El técnico, quien apareció como interino tras la salida de Niko Kovac, le devolvió una estructura a los bávaros. “El PSG tiene mucha velocidad, pero en los últimos 10 meses hemos impuesto nuestra filosofía. No he tenido tiempo para pensar en lo que significa estar aquí”, dijo Flick en la rueda de prensa.
Aroma a partidazo en Lisboa. El encuentro de dos mundos para ser el mejor de Europa.
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