Al principio fue por decisión técnica. Luego, cuando quiso tenerlos, no pudo por un acuerdo dirigencial que se lo impidió. Y ahora, tras más de un año al mando de la Roja, Reinaldo Rueda por fin los vio en vivo y de cerca. Y se enamoró.
Edson Puch y José Pedro Fuenzalida, dos de los pilares de Universidad Católica durante 2019, tienen encandilado al seleccionador. Y ambos, no solo por estos dos días de microciclo, tienen un pie y medio dentro de la Copa América de Brasil, a pesar de no haber sido parte con anterioridad del proceso. El caleño y su cuerpo técnico lo tienen decidido así, si es que los dos conservan su nivel.
"No es solo un microciclo, es la trayectoria de toda una vida, de una gran trayectoria deportiva. Así, cada uno tiene méritos suficientes. Algunos (jugadores) han estado en pocos microciclos. Su actuación y actualidad en los clubes a veces puede confirmar eso y recobrar la memoria acá en la Selección puede ser más fácil", aseguró ayer Rueda consultado sobre ambos.
Según cuentan en el búnker de la Selección, el ex técnico del Flamengo está vuelto loco, en el buen sentido, con Puch. Que todo lo que había visto de él en los partidos de la UC y que le provocaron llamarlo a entrenar se vio reflejado en las dos sesiones que se llevaron a cabo en Juan Pinto Durán. Y que valora mucho que haya sido el propio delantero el que haya decidido volver momentáneamente a Chile para acercarse al Equipo de Todos.
Por ahora, la apuesta le resulta al iquiqueño, quien ha confesado en varias oportunidades que retornó con el gran objetivo personal de este semestre tener un buen nivel para ser considerado dentro del plantel chileno que jugará la Copa América a partir de junio.
Pero no es el único que empieza a volcar la balanza en su favor. Porque el estratega también tiene muy bien considerado al Chapa, de quien valora su disciplina táctica y que puede jugar en más de una posición, algo que junto a su cuerpo técnico también consideran y buscan al momento de considerar elegible o no a un futbolista.
Pasa que en el análisis que han hecho en Pinto Durán y ante lo poco que han respondido los que se suponían serían el recambio de la selección chilena, en el cuerpo técnico consideran a los dos punteros cruzados como elementos confiables, según han repetido internamente. "Hay casos de jugadores que uno ya sabe qué van a dar y más si están en un buen momento con sus clubes", deslizó ayer el mismo entrenador.
Y así como ellos, hay un tercer cruzado que está más dentro que afuera de la lista mental de Rueda para disputar la Copa América: Benjamín Kuscevic, de buen año en el cuadro franjeado y el único de todos los centrales cruzados que no se ha movido de la titularidad, está muy bien considerado por el cafetero. Hoy, de hecho, está por sobre Enzo Roco, uno de los fijos al inicio del proceso, en esa lista definitiva de 23 que ya empieza a tomar formar.
Pero no es el único que tiene que tomar forma. Porque si algo buscaba Rueda con esta nómina, era comenzar también a delinear el plantel Sub 23 que irá primero al Esperanzas de Toulon y luego disputará el Preolímpico de enero, en Colombia, buscando boletos para los Juegos de Tokio 2020. Ahí radica la decisión de llamar a tanto elemento joven. Hay algunos ya elegidos para ser parte de ese equipo, como Ignacio Saavedra o Iván Morales, que, dependiendo de lo que ocurra con la decisión de los clubes de terminar el torneo una semana antes, estarán en el torneo amistoso de Francia.
Ellos, eso sí, podrían incluso ilusionarse con estar en Copa América días después. "Si alguien es figura en Toulon, podría ser que esté en Copa América", confesó Rueda ayer. Y es que la Conmebol amplió de 30 a 40 la lista de buena fe, por lo que al menos en los planes iniciales alguno de ellos entrará.