Pucón vive la pubertad

Los entendidos aseguran que fue en 1988 cuando Pucón pasó al plano internacional. Aquel año, el periodista norteamericano CJ Olivares, de la revista Triathlete Magazine, fue invitado por William Hatcher (gerente general del hotel Pucón por aquella época) y catalogó el circuito como "la carrera más linda del mundo". Así fue como se bautizó la carrera.

Por ello, la evolución natural de la prueba los llevó hacia el medio Ironman (1.900 metros de nado, 90 kilómetros de ciclismo y 21 de trote). Desde 2001 que esta ha sido la distancia en que se ha corrido la principal carrera del triatlón nacional, pero el motivo que hoy tiene de fiesta al CDUC ocurrió ocho años más tarde, cuando la prueba recibió la licencia Ironman 70.3, la primera de Sudamérica.

El mítico Cristian Bustos, que durante los '90 animó épicas batallas junto a Mark Allen, no pudo correr Pucón siendo una carrera oficial del circuito, pero asegura que, al final, su incorporación al calendario oficial Ironman era algo que iba a ocurrir sí o sí. "Esta prueba es un tremendo aporte para la comunidad puconina, porque en cualquier parte del mundo tu ves que a comienzo de año está esta carrera, pero desde mucho antes que Pucón ya tenía historia", recalca.

Guido Cornejo, actual director del evento y uno de los gestores de la adjudicación de la licencia, recuerda bien el escenario que existía 10 años atrás: "Tuvimos que negociar directamente con Brasil, quienes eran los representantes de la marca para todo Sudamérica". Eso sí, aclara que desde mucho antes de que los estándares de la prueba eran elevados, lo que vino a ratificarse cuando se logró pasar a ser parte del circuito mundial Ironman 70.3, o medio Ironman, como también se conoce.

"El primer evento, de 2008, nació con un alto estándar. No era una carrera tradicional sino que, muy por el contrario, tuvo el nivel de producción y de participantes de una prueba mundial Ironman 70.3. Hasta el día de hoy se ha mantenido ese estándar", asegura Cornejo, presente desde aquella época en la realización de la carrera.

Al principio, sólo la motivación por el crecimiento de la prueba fue el principal motor para hacer que esta continuara expandiéndose. En 2008, la prueba ya contaba con una amplia masa crítica de participantes, pero las aspiraciones en San Carlos de Apoquindo y Pucón eran hacer de ésta un evento mundial.

"El tema no pasaba sólo por el dinero. Hubo que pedir permisos a la Municipalidad y ganarse el espacio. La gente vio que en Chile los estándares se cumplían y por eso es que finalmente dieron la licencia", recuerda Anita Lecumberri, formadora de más de cinco generaciones de triatletas del CDUC. "Los primeros años el club salió hacia atrás, pero había algo que motivaba para hacer que todo esto funcionara. Al final tenían la razón, porque hoy el evento es algo genial", agrega.

Pasaron los años y el evento continuó creciendo. Hubo cambios en el circuito, recambio de atletas y muchos más, tantos que el año pasado se logró un récord de participantes de 2.000 en los age group (aficionados).

Valentina Carvallo es considerada dentro de las últimas generaciones de Pucón. Su primer Ironman 70.3 lo corrió en 2011, el año en que las complicadas condiciones meteorológicas obligaron a suspender el tramo de la natación. "Mi primer Pucón también fue mi primer triatlón. Empecé vieja en esto (25 años), y recuerdo que hubo tormenta y granizos. No se nadó y, en cambio, se trotaron cinco kilómetros. Fue algo terrible, muchos abandonaron por hipotermia. Correr por la península era como correr sobre cajas de huevo, por los granizos que caían", rememora. Terminó cuarta aquella ocasión , pero en los dos años siguientes fue segunda.

La carrera también mantiene activo el turismo de la zona, que sólo por la semana de la carrera percibe 6 millones de dólares. "Para nosotros, el Ironman es el principal evento de la ciudad, porque nos muestra al mundo", asegura su alcalde, Carlos Barra.

La próxima semana Pucón celebra su undécima versión. Serán 10 años en la cima, con la licencia que durante décadas anhelaron.