Este sábado 15 de enero, Erick Pulgar cumplió 28 años. Su club, la Fiorentina, está desarrollando una buena campaña de la mano del técnico Vincenzo Italiano, aunque la participación del seleccionado nacional no ha sido la más relevante, producto de lesiones. El antofagastino tuvo una instancia íntima con el sitio oficial del club viola, en la cual habló de varios pasajes de su vida, más allá del fútbol.
“De los 27 años que tengo (cumplió 28), la infancia fue mi mejor tiempo. Jugar al balón en la calle y donde pasan los autos, estar jugando con tus amigos. Como yo vivía en Antofagasta, en la parte alta, cuando el balón se iba para abajo teníamos que ir a buscarlo muy lejos de casa. Esos recuerdos se me quedan. Tengo también tatuado en mi pecho a mi barrio, la calle donde vivía con una frase que dice “no se recuerdan los días, se recuerda a los momentos”... Me faltan mucho mi familia, mi madre, mis hermanos, mis amigos, mi barrio. Cuando voy a Antofagasta siempre paso a visitar a mis amigos de infancia”, comenzó diciendo el futbolista.
Respecto a la selección nacional, Pulgar manifestó: “Representar a mi país es un orgullo. Estar compartiendo el camarín con jugadores que nos han representado durante tanto tiempo por el mundo da mucho orgullo y hay mucho que aprender de ellos, sea como jugador que como personas. En la posición que me toca a mí, jugar con Arturo (Vidal) es un tremendo honor. Jugar a su lado y también al lado de Charles Aránguiz, un tremendo jugador de mucha jerarquía y me siento afortunado de jugar al lado de dos tremendos jugadores”.
Para llegar a ser futbolista profesional, Erick Pulgar debió posponer sus estudios. En ese sentido, confiesa que el apoyo de su mamá fue vital. “Para la escuela era un poquito malo y gracias a Dios tuve la suerte que mi madre me permitió seguir en el fútbol. Llegamos a un punto en el que la escuela y el fútbol eran a la misma hora, entonces no podía ir a la escuela y al fútbol. Tenía que elegir entre el fútbol y el estudio. Llegué a casa y le dije a mi mamá que quería llegar a ser profesional y le pregunté si podía dejar el estudio para poderme dedicar 100% al fútbol. Gracias a Dios fue así, logré todo con esfuerzo y perseverancia”, declaró.
Una historia que no era tan conocida era la razón por la cual actualmente su camiseta dice Erick y no Pulgar, tanto en la Fiore como en La Roja. “Elijo siempre el Erick por una historia un poquito larga. Pulgar es el apellido de mi padre biológico, con el que nunca tuve mucho contacto. Fui criado por mi padrastro, Pablo Araya, para mi él es mi verdadero padre. Estoy muy agradecido con él, porque también fue mi entrenador cuando era joven. Simplemente lo veía de esa manera. Representar el apellido Pulgar no tenía sentido si nunca estuvo conmigo, nunca me ayudó. Quise poner mi nombre para hacer conocer más Erick, la persona”, afirmó.
El exjugador de la UC se reconoce como “tímido y vergonzoso”. Para su futuro, en 20 años más, no se proyecta ligado a la actividad. “Pienso mucho en mi presente, en el trabajo del día a día. Luego habrá tiempo para pensar en el futuro... Mi imagino fuera del fútbol. Creo que mi personalidad no es la adecuada para llegar a ser entrenador o ayudante entrenador. Preferiría disfrutar la vida, a mi familia y a las personas que tengo cerca en este momento”, selló el mediocampista.