Joseph Cherkashyn, el medallista de bronce en Santiago 2014 y permanente representante de Chile en competencias internacionales, tuvo un desafío especial anoche en el Club México: su primera pelea como profesional.

El Ruso estaba feliz con el combate ante el peruano Óscar Paz Crispin. "No hubo rivales que quisieran pelear conmigo en Chile, así es que fueron a buscar afuera", asegura el boxeador.

Comenzar a recibir premios por las peleas que tenga y aprovechar el boom que vive este deporte en el país, con transmisiones televisivas incluidas, es el gran plan del oriundo de Bajos de Mena, así como de casi toda una generación que creció con él. Contreras, Álamos, Mascareña, Muñoz y Campos son apellidos que ahora adornan los carteles rentados. Muchos decidieron dar el salto al profesionalismo por necesidad, aunque el mismo paso les quite recursos.

La división entre el boxeo amateur u olímpico y el profesional aún es fuerte, aunque a nivel internacional las aguas han tratado de unirse. De hecho, la norma se modificó para que rentados participaran en Río 2016. No fueron muchos, pues se los prohibieron tres de las cuatro asociaciones internacionales de boxeo profesional. "Así como están las cosas hoy, Joseph o cualquier otro boxeador profesional podría optar a ir a Tokio 2020. Hay que estar claros que este año hay elecciones en la AIBA (Asociación Internacional de Boxeo Amateur), por lo que todo podría cambiar", cuenta Luis Valenzuela, presidente de la Comisión de Boxeo Profesional.

En mayo próximo será el selectivo para Lima 2019 y a esa fecha debería estar todo claro. Por ahora, desde la Federación de Boxeo no quieren referirse a la situación, pero es conocida la postura de su directiva, que defiende la separación entre aficionados y rentados, por tratarse de dos disciplinas muy diferentes.

De lo que se quejan quienes dejan el amateurismo es de que no reciben más las becas del Estado y las regalías por ser parte del Team Chile. "En otros lugares los profesionales pueden seguir representantdo a sus países; acá no, se pierde todo. Me encantaría seguir peleando por Chile, pero la Federación tiene que hacer esa gestión con la AIBA", explica Cherkashyn.

Es cierto que el Ruso ya no tenía Proddar, pues no pudo revalidar en Cochabamba la medalla obtenida en Santiago 2014, "pero sí tenía un viático de la Federación, aparte de beneficios como el almuerzo en el CAR, los médicos y los kine", explica.

Según las normas del Ministerio del Deporte, quienes son profesionales no pueden optar a recursos por logro; por ejemplo, los golfistas no reciben pago por las medallas que obtienen para Chile, pero no pierden el derecho a los Proddar. Eso ocurre en otra instancia.

Para el Plan Olímpico, que es desde donde salen dineros para ir a torneos, giras o concentrados en el exterior, estos boxeadores no pierden sus beneficios por hacerse profesionales exactamente, sino por perder la calidad de seleccionados nacionales. Y eso pasa porque los púgiles dejan de entrenar en las instalaciones públicas, con el head coach nacional y bajo la mirada de los metodólogos. Es decir, si los boxeadores se desligan del trabajo de las selecciones, no hay forma de hacer su seguimiento técnico.

Tenistas y golfistas profesionales no entrenan en Chile e igual reciben apoyo estatal, pero allí se entiende que los exponentes están siempre de gira.