Perú estuvo abocado a dar señales de normalidad en la antesala del partido frente a Chile. La hinchada del equipo del Rímac realizó una campaña para que el himno chileno fuera respetado por los aficionados que asistan al estadio Nacional de Lima. La idea, ciertamente, es evitar eventuales sanciones a la localía, considerando que, como en todos los partidos, habrá veedores de la FIFA vigilando los excesos de los fanáticos.
En el vestuario que recibió a la Selección en el recinto también había una muestra del espíritu que los incaicos pretenden darle a esta versión del Clásico del Pacífico, un enfrentamiento que habitualmente calientan en ese país. Una de las paredes del camarín que acogió a la escuadra de Martín Lasarte luce una leyenda categórica: “Que este clásico sea como el mar que nos une”. El llamado es, en rigor, a que el duelo se realice dentro de los márgenes de la deportividad.
La frase fue develada por la cuenta oficial de la Roja en Twitter, en el contexto de un recorrido virtual por el vestuario, en el que se muestran los detalles de la preparación previa al compromiso.
Una lección
El gesto, sin embargo, también puede ser interpretado como un intento de darle una lección a los integrantes de la Generación Dorada. En 2015, después del encuentro en que Chile venció al cuadro local, se conoció el ofensivo rayado que miembros de la delegación dejaron en las mismas paredes.
“Respeto. Por aquí pasó el campeón de América”, fue el mensaje escrito con plumón rojo que quedó grabado en el lugar, cuyos responsables no fueron develados.