La personalidad de Lionel Messi suele estar en entredicho. La mayoría de las veces, se le critica la falta de carácter, uno de los pocos elementos que se le pueden enjuiciar, considerando que sus condiciones futbolísticas son inobjetables. En el partido frente a Países Bajos volvió a dar muestra de ello, al aportar una magnífica asistencia y al definir con clase los penales que tuvo que ejecutar en el tiempo reglamentario y en la definición posterior al empate. Comparte el rótulo de héroe con Emiliano Martínez.
Después de la victoria sobre el equipo de Louis van Gaal, en todo caso, el astro del PSG dio muestra precisamente de lo contrario a lo que le discuten sus detractores. Estaba en una entrevista post partido con el canal argentino TyC cuando encaró a un desconocido. “¿Qué mirás bobo?”, dice en dos ocasiones. “Andá para allá, bobo”, se le escucha decir. Luego, retoma la conversación con el periodista con el que estaba dialogando.
Van Gaal también toca lo suyo
No quedó claro a quien encaró Messi. Lo cierto es que perfectamente pudo ser un rival o un miembro de la delegación de Países Bajos. La teoría surge por una razón lógica: el enfrentamiento entre ambas selecciones fue especialmente tenso. Hubo pechazos y golpes e incluso, después de la victoria en la definición desde los 12 pasos, se observa con nitidez que varios jugadores, entre ellos Nicolás Otamendi, les gritan el triunfo en la cara a los abatidos jugadores europeos.
De todas formas, en la misma imagen se puede observar que, luego, Messi recupera la calma y se enfoca en la entrevista que estaba concediendo. Su interlocutor, de hecho, le pide mesura. “Tranquilo, Leo”, le dice.
Lo concreto es que quienes le fustigan por su aparente frialdad hoy fueron desmentidos a vista y paciencia de todo el mundo. De hecho, hubo otro destinatario de la ira del delantero: nada menos que el técnico Louis Van Gaal, un declarado antiargentino.
El estratega había calentado el encuentro, asegurando que tenía la fórmula para neutralizar a Messi y a sus compañeros, una postura que, a la luz del desarrollo del encuentro, adquiere cierta validez. Sin embargo, al astro no debe haberle causado gracia alguna. De hecho, una imagen televisiva lo muestra virtualmente cara a carga con el DT, quien lo mira impávido. También se observa la intervención de Edgar Davids para evitar que la disputa pasara a mayores.