La prohibición de venta de cerveza al interior de los estadios fue un golpe que Qatar le dio a la FIFA en el último momento. El pasado viernes, a dos días del inicio de la competencia, el organismo internacional confirmó a través de un comunicado oficial que quedaría prohibida la venta de bebidas alcohólicas al interior de los recintos deportivos.
La medida, presionada por la familia real de Qatar, puso en serios aprietos a Budweiser, uno de los patrocinadores oficiales del evento que había llegado a un acuerdo multimillonario y que se vería afectado debido a la poca visibilidad que tendrían en el evento al no poder comercializar sus productos.
Según ha publicado el diario británico The Sun, esta medida podría costarle unos 40 millones de euros a la FIFA. Ante esto, la reacción de la empresa fue inmediata. Un vocero de AB Inbev, propietario de la compañía cervecera, apuntó a estas restricciones.
“Esperamos con ansias activar nuestras campañas del Mundial para celebrar el fútbol con nuestros consumidores, pero algunas de las activaciones planificadas en los estadios no pueden avanzar debido a circunstancias que escapan a nuestro control”, comentaron.
Claro que en las redes sociales la reacción fue apresurada. “Bueno, esto es incómodo”, decía una de las primeros comentarios y que tras unos minutos fue borrado. Al final, la misma cuenta terminó por aclarar qué pasará con todos los productos que no se podrán vender dentro de los estadios.
“Nuevo día, nuevo tweet”, comenzaron el mensaje en el que además muestran una fotografía con los lotes de cerveza almacenados. ¿Qué pasará con ellos? Pues la misma publicación tiene la respuesta: el país ganador del Mundial. “¿Quién las obtendrá?”, cierran.