¿Qué pasó en la interna de Chile tras el 19-0? Los secretos de una remontada épica revelados por los Cóndores
El capitán Martín Sigren, Francisco Urroz y Vittorio Lastra repasan el minuto a minuto de un duelo que quedará en la historia de la disciplina. Del sufrimiento inicial a la alegría de meterse en el Mundial de Francia 2023.
El sol de Denver golpea el rostro de los Cóndores. Son cerca de las 13 horas local (dos horas más en Chile) y el equipo que dirige el uruguayo Pablo Lemoine va por la hazaña. Frente a Estados Unidos, el mismo rival que solo se ha ausentado en una oportunidad a un Mundial (1995), y que había vencido en seis de siete partidos a Chile, el quince nacional buscará la clasificación por primera vez al certamen que reunirá a los mejores 20 países del mundo. Francia 2023, a la vista.
Pablo Lemoine, técnico de reconocida carrera, sorprendió con su alineación. Mandó al campo a una mezcla de jugadores, en las que varios de sus mejores hombres quedarían para el segundo tiempo de 40 minutos. Matías Dittus, Augusto Bohme, Javier Carrasco y Clemente Saavedra mirarían desde la banca cómo sus compañeros intentarían dar el golpe inicial.
Los primeros minutos para Chile fueron duros. Quizás el calor (36°), o la misma presión de los cinco mil hinchas locales que llegaron a apoyar a Las Águilas, pasaron la cuenta. Un try de Iosefo y una gran jugada de MacGinty dejaron a los locales 7-0, antes de los 10 minutos.
Los Cóndores se veían desconcentrados. No eran capaces de encontrar fluidez y los locales aprovechaban cada error nacional. Estados Unidos seguía ampliando la ventaja y cuando quedaban siete minutos para el final de la primera parte, Las Águilas vencían por 19-0. El resultado parecía sentenciado. Sin embargo, a los pocos minutos, hubo una jugada que cambió el rumbo del encuentro.
Desde Estados Unidos, los protagonistas de la hazaña del equipo chileno repasan los momentos más complejos del encuentro. Sin embargo, más allá de la ventaja, reconocen que nunca sintieron que el partido ya se les había arrancado.
“El partido se nos fue rápidamente de las manos. Nos vimos 20-0 en la general. Teníamos que hacer 22 puntos, o sea más de tres try convertidos para poder dar vuelta el marcador. Pero eso en ningún momento no hizo bajar los brazos, perder la fe”, recuerda Martín Sigren, capitán de los Cóndores.
“Partieron mucho mejor que nosotros, más concentrados. 19-0 abajo se pone bastante cuesta arriba. Es obvio que lo salimos a ganar desde el primer minuto, pero 19-0 las cosas se empiezan a poner complicadas. Era difícil en ese momento, pero nunca perdimos la fe y la confianza en el trabajo que veníamos haciendo. Pero siempre mantuvimos la calma, pese a ir 19-0″, complementa Francisco Urroz.
Vittorio Lastra también se suma a la idea de sus compañeros. “Empezaron atacándonos, nosotros sin la pelota, sin posesión. Si bien en un momento era difícil aferrarse a algo porque no nos estaban saliendo las cosas, el proceso no ha enseñado que los partidos duran 80 minutos”, complementa.
Durante esos minutos de terror, Los Cóndores nunca perdieron la unión que los caracteriza. “Nos transmitíamos que debíamos seguir, seguir, correr, mover las piernas, de atacar. Solo palabras de motivación que nos daban aire y nos ayudaban a plantear el partido en ese momento”, asegura Lastra.
Sin embargo, hubo una jugada que cambió el encuentro. El penal del estadounidense, que significó tarjeta amarilla para Nick Civetta, dio un vuelco radical al partido. De esa jugada nacen los primeros puntos, tras una gran anotación de Marcelo Torrealba. Luego, Santiago Videla, a los pocos minutos logró sumar siete unidades.
“La tarjeta amarilla que le dan a ellos es un punto de inflexión en el partido. También creo que nuestros try vienen de jugadas individuales muy vistosas, muy buenas, y que marcaron algo muy positivo en el equipo de las ganas de seguir jugando”, advierte Lastra.
Ya en el descanso, con una diferencia de 19-14, Chile salió a buscar el cupo al Mundial. Lemoine ordenó el ingreso de Matías Dittus, Augusto Bohme, Javier Carrasco y Clemente Saavedra.
“Lemoine tenía muy pensada su estrategia y confiaba mucho en ella. Tenía una estrategia de dos tiempos. Parte con un equipo más dinámico, de tratar de aguantar el marcador. No resultó muy así, pero al final del primer tiempo logramos acercarnos. Después en el segundo tiempo tiró los cambios y siempre se habló que era la banca la que iba a ganar el partido. Él nos pedía que confiáramos en la estrategia, que la aplicáramos y que siguiéramos porque iba a resultar”, confidencia Sigren.
“En el camarín conversábamos y sabíamos que tenían sus debilidades. En cierta forma, el resultado se les vino abajo rápido, pero nosotros no habíamos logrado hacer nada. No hacíamos nuestro juego, no los podíamos atacar. No se perdía la fe porque no los habíamos testeado, no los habíamos probado”, agrega el capitán de Los Cóndores.
Los Cóndores, más allá de la estrategia que seguían al pie de la letra, notaron el cansancio de los norteamericanos que salieron desde el primer mimuto con sus mejores hombres. “En el camarín conversamos que ellos ya se estaban viendo cansados, se estaban viendo sobrepasados, después de todo el trabajo que habían hecho los primeros minutos. El mensaje en el camarín fue seguir trabajándolo, seguir haciendo la pega, porque sentíamos que estaban ahí y en algún minuto se tenía que dar”, reconoce Urroz.
Ya en la segunda parte, los Cóndores demostraron otro orden en el campo de juego. Estados Unidos empezó a sentir el desgaste de basar todo su plan en quince jugadores. “Sentí que ellos tenían la presión, que comenzaron a cometer errores. Patadas nuestras en las que ellos estaban nerviosos y se les caían. Se sentía que ellos tenían la presión del partido y supimos irlos a buscar”, dice Lastra, quien salió durante la segunda parte.
Sigren se suma a las palabras de su compañero. “Cuando los atacábamos nos sentíamos muy cómodos. Había espacios, su defensa no era de otro planeta. Y teníamos que tener la cabeza y la templanza para defender y que no se nos siguieran arrancando”, reconoce.
Ya en el final del encuentro, los Cóndores lograron revertir el marcador tras una gran jugada de Santiago Videla. A esa altura, el equipo chileno se ponía por dos puntos arriba (29-31) y comenzaba a pavimentar el sueño de ir al Mundial.
“En esas instancias decisivas en las que una se acuerda de todos los sacrificios, de toda la gente de la que te has alejado o viste poco para dedicarte a esto. Eso te ayuda a levantarte y seguir luchando”, dice el capitán.
“Ahora más que nunca uno se acuerda de todos los esfuerzos que hemos hecho durante estos años para mantenernos en carrera. Estas instancias son las que uno mira para atrás y ve todo el recorrido. Y más cuando se dan los resultados y se logra clasificar a un mundial”, agrega Urroz.
“Cuando estaba difícil, cuando quedan pocos minutos, uno se acuerda de todo lo que se ha vivido, de todos los esfuerzos, y eso son la mejor bencina para el cuerpo, para seguir empujando, jugando. Es uno de los puntos que hace fuerte a este equipo”, cierra Lastra.
Chile, luego de batallar siempre desde atrás, considerando la derrota en la ida, en el duelo jugado en el Santa Laura, tuvo su premio. Los Cóndores, tras doblegar una serie de pruebas, que incluyeron dar lo máximo en lo físico y mental, lograron la hazaña y se metieron al Mundial. Francia 2023 los espera. Son históricos.
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