“Que venga él”: el día en que Elías Figueroa le marcó el terreno a un tal Diego Maradona
El histórico capitán de la Roja, tres veces elegido como el Mejor Futbolista de América, tenía muy clara su estatura y no vaciló en imponerla frente al entonces incipiente futbolista argentino, muy probablemente, sin sospechar la condición que alcanzaría pocos años más tarde. Los goles más trascendentes del astro transandino cumplen, este jueves, 37 años.
En pleno 1980, la Selección disputó un partido de lujo. Justo el 18 de septiembre, como para darle mayor solemnidad, la escuadra que dirigía Luis Santibáñez, se medía a Argentina, en Mendoza. Los transandinos, guiados por César Luis Menotti, llegaban campeones del mundo. Habían conseguido el título dos años antes, en su país. La Roja, en tanto, se alistaba para el inicio de las Eliminatorias rumbo a España 1982, donde conseguiría el retorno al Mundial, después de haberse ausentado del que se jugó en el país vecino.
La lista del Flaco incluía a la base del combinado que había alcanzado el máximo honor posible en el fútbol dos años antes. Esa selección había inspirado diversos homenajes: en Chile, por ejemplo, apareció en una entrega de Barrabases que, por cierto, lograba vencerla para quedarse con un triangular amistoso, que completaba Taca-Taca. La versión de Guido Vallejos se llamaba Argentinos Gritones. No pudo parar a Pirulete y su pandilla, como casi ningún equipo que los enfrentó.
Empate y cumbre
La real tenía a otro monstruo. A un refuerzo al que había entrenador despreciado para la nómina de ese certamen global, pero del que ya todo el mundo hablaba: un tal Diego Maradona. La chilena contenía otro nombre de fuste: Elías Figueroa. El capitán de la Roja ya era una leyenda: había sido elegido en tres ocasiones consecutivas como el Mejor Futbolista de América, entre 1974 y 1976. Maradona escaló hasta llegar a la cima del planeta en 1986. Este miércoles, de hecho, se cumplen 37 años de los goles que le marcó a Inglaterra en el Mundial de México. Ambos pasaron a la posteridad: el primero, como La Mano de Dios. El segundo es el Gol del Siglo. El Pelusa dejó tirado en su paso a medio conjunto británico.
El duelo entre la Albiceleste y la Roja terminó igualado 2-2, un resultado que en Chile se concibió como una proeza. No hay quien no recuerde, por ejemplo, la chilena de Sandrino Castec, que le permitió a la Roja igualar el marcador cuando el tiempo ya se terminaba. Daniel Valencia y Ramón Díaz habían anotado para los transandinos. Osvaldo ‘Papudo’ Vargas marcó el descuento para los chilenos.
Sin embargo, la situación que más se recuerda del compromiso no tiene que ver con una acción de juego, sino con una que se produjo antes del primer pitazo. “Un fotógrafo me dice ‘che, Figueroa, vamos a sacar una foto con Diego, con Maradona. Yo le respondo que sí. Cuando se lo dice a Diego, él le contesta ‘que venga para acá'. Ahí le dije ‘o viene él o yo no voy, tampoco’. La foto no salió”, rememoró hace un tiempo el ex defensor chileno en un diálogo con TNT Sports.
Con otro futbolista chileno hubo un cruce similar, aunque con un resultado distinto. “A mí también me pasó y mi respuesta fue la misma que dio Elías. Fue antes del partidos. Nos tomamos la foto con Maradona. Salió en los medios de la época. Ninguno cruzó la mitad del campo. Después, con el tiempo, pensé que me había agrandado”, afirma Castec. El Bombardero enfatiza en que quien luego se transformó en el Mejor Futbolista del siglo XX según la FIFA todavía no era reconocido como una estrella. De hecho, en ese duelo el capitán de la Albiceleste fue Daniel Passarella. El Káiser había alzado la primera Copa del Mundo que consiguió Argentina. Maradona y Lionel Messi levantaron las siguientes.
La paz
Con el tiempo, en todo caso, el desaire se transformó en anécdota. Figueroa, de hecho, cambió radicalmente su opinión respecto del Diez. El estatus que ambos alcanzaron en el planeta los llevó a compartir en varios eventos de carácter oficial. Esas coincidencias los llevaron a departir y, por supuesto, a cambiar las opiniones que cada uno pudo haberse forjado del otro.
“Después, con el tiempo, lo conocí y era una gran persona. Muy humilde. Conmigo, por lo menos. Estuvimos juntos en Europa en una ocasión y me decía ‘maestro, qué alegría conocerlo, estar al lado suyo’. Yo dije que no era el Diego que a uno le presentan. Era un tipo simpático, humilde. Gran persona”, insistió en la misma entrevista. De hecho, el porteño siempre ha antepuesto a Maradona a otras figuras del balompié mundial en el listado de los mejores de todos los tiempos. Para él, el Pibe de Oro está sobre Messi. Eso sí, con una salvedad: el primer puesto se lo adjudica a Pelé, sin posibilidad alguna de discusión. Con O Rei mantenía una profunda amistad.
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