Arrancó la Copa América 2024. Este jueves, Argentina se impuso por 2-0 a una ingenua Canadá, en un encuentro válido por el Grupo A de la competencia, en el que también están Chile y Perú. Dentro de la cancha, el equipo de Scaloni ganó con goles de Julián Álvarez y Lautaro Martínez. Afuera del campo, varios aspectos le dieron un condimento especial a este compromiso, desde la conducta de los hinchas hasta los problemas en la iluminación que acusó el mismísimo Lionel Messi.
Poco ambiente
A pesar de ser la ciudad encargada de inaugurar el torneo, en Atlanta no se respiraba un ambiente de fiesta futbolera. De hecho, en las calles no había ningún letrero referente al evento. Las únicas muestras de que se efectuaría un campeonato de estas características eran las camisetas de Messi que se veían en las calles, las que eran portadas principalmente por argentinos.
Los canadienses eran minoría, pero ruidosos, aunque poco podían hacer ante los cánticos de los hinchas de la albiceleste, que eran más. A pesar de que las personas de ambos países se topaban en algunos puntos de la ciudad, el ambiente siempre estuvo tranquilo, por lo que no se veía gran contingente policial.
El estadio, un mensaje religioso y una ceremonia accidentada
En las cercanía del Mercedes-Benz Stadium se notaba un poco más de fiesta. Especialmente a los sudamericanos les vendían cintillos, uno por cinco dólares y tres por diez. Al llegar al recinto, los fanáticos se encontraban con estrictas medidas de seguridad: no dejaban ingresar a la gente con ningún elemento externo. Para eso habían lockers a disposición del público, en el que debían dejar sus pertenencias.
En el interior, la música de Bad Bunny retumbaba en la imponente estructura techada. Además, los asistentes disfrutaban sin mayores restricciones de los bares que estaban en el lugar, por lo que se podía apreciar a muchos con cervezas en sus manos.
La ceremonia se pensó al más puro estilo estadounidense. Show, luces y un escenario que fue montado en apenas tres minutos por más de 100 personas. Feid fue el responsable del espectáculo musical, sin embargo, el público, a diferencia del Super Bowl, no lo tomaba mucho en cuenta. Querían ver fútbol. Para colmo, una falla en la transmisión hizo que la inauguración se cortara por televisión.
Ya con los equipos en el túnel, ocurrió uno de los momentos más llamativos. Dos pastores dieron una bendición al torneo con palabras en castellano e inglés. Uno de ellos era Emilio Agüero, quien en el pasado fue deportista y practicó kickboxing. Ante la multitud, dijo: “Dios bendiga a América. El mensaje de Cristo sigue vigente hoy en día y él nos llamó a la paz, a la comprensión y el perdón. También nos dijo ‘cree’, porque para aquel que cree, todo es posible. Estas palabras nos alientan a no desanimarnos, a creer en grande y creer que todo se puede. A todos los hinchas y dirigentes y a toda la familia del continente, en el nombre de Cristo Jesús: ¡Amén!”.
Luego, con ambas selecciones en la cancha, Gianni Infantino y Alejandro Domínguez, presidentes de la FIFA y la Conmebol respectivamente, se dieron el tiempo de saludar a cada uno de los jugadores.
En los primeros minutos del partido, algunos espectadores se divertían empujando unas pelotas de playa gigantes que corrían por las tribunas, al mismo tiempo que parte de los fanáticos argentinos cantaban “el que no salta es un inglés”.
Locura por Messi y sus quejas por la falta de luz
Era un partido especial para la gran estrella de Argentina. Con el duelo de este viernes el rosarino alcanzó los 35 partidos de Copa América y superó la histórica marca de Sergio Livingstone, que tenía 34. La gente le mostró su idolatría desde que llegó al estadio, por lo que cuando dijeron su nombre por los altoparlantes, fue por lejos el más aplaudido. Antes del pitazo inicial, durante el trabajo de activación en la cancha, la Pulga se ganó la ovación de todos al marcar un golazo.
Posteriormente, cuando se alistaban para salir al terreno a cantar los himnos, el argentino generó la locura de los niños que debían acompañar a los jugadores, tanto que fue el único futbolista que ingresó con dos menores.
Claro que no todo fue felicidad para Messi, a quien se le vio quejarse por la poca luz del estadio mientras hacía el trabajo de calentamiento. Luego, durante el partido, estuvo constantemente mirando hacia los focos del recinto, en una señal de desaprobación.
Sobre el final del duelo, el 10 recibió una dura entrada del central Moïse Bombito, que lo dejó en el césped retorciéndose de dolor. Ahí, el sonido de “Messi, Messi”, por parte del público nuevamente se volvió a escuchar. Se puso de pie y siguió jugando. Tras el pitazo, intercambió su preciada camiseta con Alphonso Davies, futbolista del Bayern.