José Sulantay es uno de los formadores de los máximos referentes de la Generación Dorada. Su influencia en las carreras de Arturo Vidal, Alexis Sánchez y Gary Medel ha sido destacada profundamente en todo el tiempo que ha pasado desde el Mundial Sub 20 de Canadá. El torneo se jugó en 2007 y desde ahí al fallecido entrenador nunca dejaron de preguntarle por la relación con quienes, en el tiempo, se transformarían en figuras de la Selección y del fútbol mundial.

El Negro relató en varias ocasiones cómo intentó enrielarlos. Habló del carácter divertido y chispeante del Niño Maravilla, de las veces que tuvo que retar a Vidal porque no se cuadraba con la disciplina del grupo y del ímpetu de Medel, al margen de las decisiones equivocadas que adoptó en algún momento, en el inicio de su carrera. También reconoció que había intentado imponerles mano dura. Sin embargo, pocas veces habló de lo que recibió de vuelta.

Chistosos

Hoy, Vidal, Sánchez y Mauricio Isla, otro de los bastiones del plantel que luego alcanzó el éxito en el combinado adulto lideran las muestras de pesar por su partida. Pero en ese tiempo, los dos primeros y el Pitbull eran los que le sacaban canas verdes al entrenador coquimbano. Al punto de jugarle algunas bromas.

A los incipientes astros, como ahora, les llamaba la atención la tecnología. Por eso, no perdían la oportunidad de acercarse a ella. En pleno Mundial de Canadá, por ejemplo, advirtieron una oportunidad única. Y, como en la cancha, no tardaron en aprovecharla. Los periodistas y camarógrafos que cubrían las actividades de la Rojita habían dejado su implementación en la sala de prensa, mientras disputaban un partido amistoso con el cuerpo técnico, una actividad bastante usual en esos tiempos.

El retorno les deparó una sorpresa. Los jugadores les habían quitado el trabajo. “Les prestaron los micrófonos y las cámaras. Ahí Alexis y Arturo agarraron al profe dentro de la cancha y empezaron a hacerle preguntas”, explica John Armijo, preparador físico del combinado nacional.

Las consultas tenían que ver, naturalmente, con ellos mismos. “Le preguntaban ‘qué opina de Alexis Sánchez’ o ‘cómo evalúa a Arturo Vidal’, cosas así. Nos reímos mucho. Fue antes de los cuartos de final, ante Nigeria. Y sirvió harto para sacar las tensiones, porque ese partido lo ganamos por 4-0 y llegamos a las semifinales”, resalta.

Un estilo único

Armijo no vacila en catalogar la anécdota a lo menos como una muestra del inconfundible estilo del técnico en la relación con sus jugadores. “Mezclaba exigencia con espacios para sacarles una risa”, explica. La dinámica se mantuvo durante todo el proceso en que trabajaron juntos. Ni siquiera el tiempo que transcurrió alteró los roles ni el respeto que exigía de sus dirigidos.

El entonces PF, quien con el tiempo pasó a ejercer también como entrenador, lo vuelve a definir, convencido de que se trató de una enseñanza clave para su carrera. “Desarrollaba una enseñanza muy parental. Hacía esa mezcla casi perfecta. Exigencia, pero también cariño. Quizás por eso obtuvo los resultados que todos le recordamos”, manifiesta, sin deja de reconocer el dolor que le embarga desde que conoció del deceso del estratega.

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