Quién es quién
En una entrevista con radio ADN, al presidente de Melipilla, Leonardo Zúñiga, se le ‘chisporroteó’ que había un grupo de opositores al presidente de la ANFP que eran “golpistas”. Zúñiga se reconoce anti Sebastián Moreno y es parte de los clubes que lo cercaron y lo tienen con un pie afuera de Quilín, pero se distancia del sector más beligerante, el que quiere, vía expresa, reemplazar con nombres propios y a dedo a los cinco integrantes del directorio renunciado.
Más allá del calificativo de “golpistas”, un desliz no deseado de Zúñiga, es interesante saber quiénes son estos clubes tan combativos que le declararon la guerra sin cuartel, con buenas y malas razones, a Moreno. A los que el propio presidente de la ANFP acusó de negarles la “sal y el agua” ¿Por qué es importante? Porque en el fútbol chileno en los últimos años se ha ido desdibujando, hasta borrarse casi por completo, la identidad de los verdaderos propietarios y controladores de los clubes. Y por lo mismo, cuáles son sus verdaderos intereses.
Veamos: Audax Italiano y Coquimbo Unido responden al empresario de jugadores Sergio Morales, aunque en los piratas figura como presidente Jorge Contador; Rangers, Copiapó y Antofagasta están unidos por la empresa de factoring Factor One; La Calera y San Luis son manejados hace años por los Pini, empresarios de jugadores argentinos; Huachipato, La Serena y ahora Arica, tienen en común la presencia intimidatoria del todopoderoso Fernando Felicevich aunque su nombre no aparezca en ningún papel; San Felipe es propiedad de Raúl Delgado.
Hay un lazo común, con la salvedad de los Factor One, que gran parte de los equipos “golpistas”, son propiedad o están controlados de manera muy evidente por empresarios del fútbol y la mayoría de ellos son argentinos. Aliado, siempre en las sombras, es el controlador de Huachipato Victoriano Cerda, mentor de Sebastián Moreno, quien, al ver que no le entregaron el poder dentro de la ANFP que ambicionaba, se cambió de vereda y se transformó en el líder de los opositores. Un Fouché en sordina.
Que los clubes tengan propietarios extranjeros es moneda común en el fútbol de hoy: Chelsea, Inter de Milán, Málaga, Manchester City, PSG y hasta Barcelona a través de fundaciones qataríes se someten a capitales foráneos, algunos, de más que dudoso origen. La gran diferencia es que esos millonarios que manejan los grandes de Europa no se dedican a vender jugadores como negocio principal ni menos tienen la intención de controlar la Federación Inglesa, Real Federación Española o la Federación Francesa de Fútbol. En esos manejos, se mantienen al margen, saben que serían imposible de gestionar algo así.
¿Por qué? Porque las federaciones no sólo mueven el campeonato profesional y sus divisiones, sino que también todas las selecciones nacionales tanto masculinas como femeninas, el fútbol amateur, cadete y femenino. No sé, pero no me parece muy sutil que un grupo de empresarios de jugadores, mayoría argentinos, quiera tomar el mando de la ANFP y comenzar a gestionar, por ejemplo, a la selección chilena, con sus millonarios derechos de televisión incluidos. Que manejen sus clubes es una cosa, que se apropien de todo el fútbol chileno tiene otro precio. Uno que sería muy caro de pagar.
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