¿Quién fue Raimundo Infante? La historia del ícono de la UC al que Fernando Zampedri acecha en el listado de goleadores

Raimundo Infante anotó 114 goles por la UC, siendo uno de los primeros referentes de la institución.
Raimundo Infante anotó 114 goles por la UC, siendo uno de los primeros referentes de la institución. Fotos: Archivo Revista Estadio (izquierda) - Photosport (derecha)

Futbolista, arquitecto, pintor y profesor, el fallecido exdelantero fue por casi 50 años el máximo anotador de Universidad Católica. Se trata de uno de los principales artilleros de la historia cruzada, dos veces campeón de Primera División, mundialista con la Roja y con un paso por el fútbol europeo, en una época donde ese salto era prácticamente imposible.



El partido estaba 1-1. Cobreloa había sorprendido con la apertura de la cuenta y Fernando Zampedri lo empataba con un tanto de penal. Cuando corría el minuto 52, llegó el desequilibrio: el Toro capturó un centro de Cristián Cuevas y superó a Nicolás Avellaneda con un certero cabezazo. El nacido en Chajarí corre al banderín del córner, lo toma y sonríe. Es la postal de la jornada. Nuevamente, el goleador es el héroe. Con su anotación llega a 111 goles con la camiseta de Universidad Católica. Queda a siete tantos de superar a Rodrigo Barrera, el máximo ariete.

Claro que entre Chamuca y el argentino asoma otro nombre. Se trata de Raimundo Infante Rencoret. Quizás, el primer gran anotador del club hoy asentado en Las Condes. El Huaso, como se le apodaba, marcó 114 veces con la casaca estudiantil. Por cinco décadas fue el primero del listado, hasta que Barrera lo superó en 2002. En su palmarés aparecen cuatro títulos con la Franja: los de Primera División de 1949 y 1954, la Segunda División de 1956 y el Torneo de Consuelo del Campeonato de Apertura de 1949. Hasta ahora sigue siendo el mayor conquistador de la UC en lo que respecta al Campeonato Nacional, con 105 festejos.

Los primeros trofeos del cuadro de San Carlos de Apoquindo no se pueden explicar sin la presencia de Infante como una figura clave. Con las décadas ha sido opacado por otros históricos, como Alberto Fouillioux, Mario Lepe, Alberto Acosta o sus contemporáneos Sergio Livingstone y José Manuel Moreno. El artillero tiene una historia llamativa. No solo por su capacidad frente al pórtico rival o el mérito de haber jugado en Francia en una época cuando saltar a Europa era improbable, también por sus verdaderas pasiones: el arte y la arquitectura, donde destacaba tanto como en el rectángulo de césped.

Además de futbolista, Infante fue pintor, arquitecto y docente universitario.
Además de futbolista, Infante fue pintor, arquitecto y docente universitario. Foto: Archivo Revista Estadio

Un ariete de otra época

El fallecido exfutbolista nació en 1928, en Santiago. Fue el cuarto hijo de los cinco que tuvo el matrimonio entre Leopoldo Infante y María Rencoret. Su familia, de costumbres tradicionales, optó por llevarlo en el camino de los estudios y no el deporte como primera opción. Aunque tampoco era un conocedor del acontecer noticioso del balompié. Se le daba de forma natural al jugarlo. Ingresó a la carrera de Arquitectura en la Pontificia Universidad Católica. En 1946 se inscribió en la rama de fútbol del CDUC, que entonces tenía nueve años de historia profesional. Así comenzó a jugar con el equipo que marcaría su vida y que a 38 años de su muerte lo sigue teniendo en las letras doradas de la institución.

Su romance con las redes llegó el día de su debut. Por el certamen de Primera División le anotó a Magallanes en su primer partido y dejó en claro cuales eran sus condiciones. Jugaba de centro forward, de acuerdo a las denominaciones de la época. “Constante y precisamente alimentado, el ataque universitario tuvo la parte más lúcida de la brega, y dentro de él correspondió el mérito mayor a dos jóvenes elementos en los que Universidad Católica puede tener a corto plazo a dos figuras de indiscutible valor: el centrodelantero Infante y el insider Andrés Prieto. Muchachos que no alcanzan aún a los dieciochos años, reúnen todos los atributos necesarios para triunfar en el deporte de sus afecciones”, señalaban en la extinta revista Estadio luego del primer partido del ariete.

Su aporte en el primer título de la UC, en 1949, fue de 17 goles. El equipo dirigido por Alberto Buccicardi alzó la estrella número uno con un Infante que, por ejemplo, a la U le hizo dos goles en el Clásico Universitario de la primera rueda (victoria cruzada por 4-1) y que también se hizo presente en el marcador el día en que lograron la corona, el 27 de noviembre, ante Audax Italiano, en el Estadio Nacional (2-1). En 1951 pasó al Rouen 1899, de Francia, que hoy está en la tercera categoría, pero que cuando llegó el chileno militaba en la Ligue 2. Su actuación más recordada en Europa fue cuando marcó cuatro goles en el triunfo por 6-1 de su escuadra sobre Viesly. Fue su segundo partido en el país galo, donde solo duró un semestre. En su retorno a la UC, alcanzó el título de 1954. En medio tuvo un paso por el Deportivo Vasco, de Venezuela.

Infante festeja tras su último partido como profesional.
Infante festeja tras su último partido como profesional. Foto: Archivo Revista Estadio

Debido a sus logros con la UC, fue parte de la nómina de la Roja en el Mundial de Brasil 1950. No obstante, no tuvo minutos en la cita planetaria. Por la Selección jugó 13 encuentros, con tres dianas en su registro.

La sorpresa del Charro

La carrera de Infante duró 10 años. Quizás poco para los parámetros actuales, pero suficientes para instalarse en los libros estudiantiles. Una de sus historias más recordadas fue cuando José Manuel Moreno, estrella de la UC de finales de los 40, llegó de Argentina y se enteró que además de futbolista, su compañero era pintor. “¡Uy, Dios mío! ¿En que equipo me he metido?”, respondió el Charro cuando le explicaron que el atacante se ausentó en una práctica por estar en una exposición de arte.

El transandino venía de un medio más profesionalizado y no caía en cuenta que en Chile aún se acostumbraba a que los deportistas tuviesen otras ocupaciones. Infante fue futbolista, pintor y arquitecto. Luego de su retirada del fútbol se dedicó a la docencia universitaria. Impartió clases en las escuelas de Arquitectura y Diseño de la PUC.

En la cancha marcó la diferencia hasta el final. El 10 de noviembre de 1956, hizo dos goles en la victoria 3-2 de Universidad Católica sobre Deportes La Serena en la final por el ascenso. En un Estadio Nacional repleto, Infante tuvo su última gran actuación. Con solo 28 años, el goleador dejaba el fútbol para dedicarse de lleno a sus otras labores profesionales. Las que ejerció por décadas hasta su fallecimiento, en 1986, a la edad de 58.

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