La Supercopa abre la temporada 2021 en el fútbol chileno. Después de que el Consejo de Presidentes aprobara un ascenso desde la Segunda División y con ello se diluyera el paro al que había convocado el Sifup, Universidad Católica y Colo Colo escenificarán el choque que enfrenta al campeón del Campeonato Nacional con el ganador de la última versión de la Copa Chile. Una final en todo lo ancho, que representa una de las rivalidades más tradicionales del balompié nacional y que encuentra a dos escuadras en procesos distintos y con urgencias también diferentes.

Las bancas

Los cruzados llegan avalados por el dominio sin contrapeso que han ejercido en el fútbol chileno en las últimas tres temporadas, que coronaron con un tricampeonato inédito para su historia institucional. Un trabajo serio, planificado y que ha permitido la inserción paulatina y efectiva de los valores formados en casa ha permitido que el equipo de Las Condes haya sido capaz de soslayar la sucesiva partida de los entrenadores que lo llevaron a la cúspide. El último, Ariel Holan, quien eligió continuar su carrera en el Santos de Brasil. En reemplazo del transandino llegó el uruguayo Gustavo Poyet, avalado por una trayectoria técnica realizada principal principalmente en Europa (la única excepción fue un corto paso por el fútbol chino en 2017). El charrúa pretende comenzar a demostrar desde ya el sello que pretende darles a los de la franja. “Vamos a intentar subir la intensidad”, estableció como prioridad en una entrevista que ofreció a eldeportivo. “Es un partido difícil, por ahí friccionado. Esperamos que sea lo más lindo para la gente, pero que termine con triunfo para Universidad Católica. (La pretemporada) Fue lo mejor que se podía hacer, sin excusas. No voy a pedir más tiempo, porque no había”, añadió en el lanzamiento del encuentro, a la ANFP.

Gustavo Quinteros, en tanto, tiene la responsabilidad de devolver al Cacique a la disputa por los objetivos importantes, después de una de la peores campañas en la historia del club popular, que tuvo que dirimir en la Promoción su permanencia en Primera División, la categoría en la que ha jugado siempre. Esta vez, el ex seleccionador de Bolivia y Ecuador pudo conformar un plantel a su medida, aunque con las restricciones presupuestarias que le estableció Blanco y Negro para los fichajes. Aún así, para Quinteros la obligación es pelear por los títulos en los torneos que disputen los albos, como la única forma de calmar la impaciencia y la decepción de los fanáticos del equipo popular. “Antes de comenzar a jugar partidos tengo fe de que vamos a jugar bien, de que vamos a jugar mejor que el rival y tratar de ganar ese partido. Es importante, es una Supercopa, es una final. Nos hemos preparado muy bien. Si bien todavía no hemos podido lograr el mejor funcionamiento, el equipo ha jugado muy bien”, expresó el estratega en la antesala.

Salidas y refuerzos

El movimiento de ambos clubes durante el mercado de fichajes refleja, ciertamente, el momento institucional de uno y otro. Además de la de Holan, los cruzados sufrieron apenas dos partidas: la del portero Cristopher Toselli y la del delantero César Munder. El resto de la base del plantel es la misma que ha afrontado las últimas campañas. A San Carlos de Apoquindo arribaron Sebastián Pérez, Branco Ampuero, Juan Leiva y Felipe Gutierrez, quienes llegan a fortalecer una estructura armada y probadamente efectiva.

En el Cacique, en cambio, la lista de salidas y entradas es mucho más amplia y, por cierto, refleja la convulsión de un año traumático. De los albos partieron figuras emblemáticas. Esteban Paredes, capitán y goleador que logró un sitio en la historia del club y del fútbol chileno, encabezó la lista de éxodos. Matías Fernández, Julio Barroso, Juan Manuel Insaurralde, Jorge Valdivia, Pablo Mouche, Carlos Carmona, Miguel Pinto, Branco Provoste y Darío Melo pagaron el costo de la última campaña y de la reestructuración económica y deportiva que implementa Blanco y Negro.

Los albos se reforzaron con jugadores más jóvenes que los que partieron. A Macul llegaron Felipe Fritz, Juan Carlos Gaete, Martín Rodríguez, Miiko Albornoz y Leonardo Gil. Sin embargo, el plantel del Cacique no está completo. El diagnóstico inicial de Quinteros fue que a su escuadra le faltaban al menos un zaguero central y un centrodelantero. Sin embargo, Blanco y Negro solo visó la contratación de un defensor que llene el vacío que dejó Barroso. Mención aparte merece la situación en la que está Nicolás Blandi, quien perfectamente podría ser el ‘9′ del Cacique, pero a quien Quinteros tiene relegado.

El dibujo inicial

Este domingo, en el Estadio Nacional, ambos equipos pondrán en práctica las ideas que trabajaron en la pretemporada. En el caso de Poyet, con la desventaja temporal de haber asumido hace poco. En el de Quinteros, con la tarea de insertar en su propuesta a las nuevas figuras del equipo albo y de reemplazar a los que se fueron, quienes cargaron la responsabilidad en las últimas campañas.

La UC saltará al campo de juego con una alineación que mantiene una fórmula que funciona. De hecho, el bosquejo de Poyet para iniciar la temporada contempla apenas a dos de los refuerzos que ficharon los de la precordillera para esta temporada: Branco Ampuero (quien incluso estuvo antes en el club) y el excalerano Juan Leiva. De esta forma, arrancaría con Dituro; Fuenzalida, Ampuero, Huerta y Parot; Saavedra, Aued y Leiva; Lezcano, Zampedri y Tapia.

Los albos recurrirán a una formación compuesta principalmente por los sobrevivientes del plantel anterior. La única salvedad es la presencia de Martín Rodríguez en el mediocampo. De acuerdo a los últimos ensayos, los albos saltarán el campo de juego con Cortés; Rojas, Campos, Falcón y Suazo; Fuentes, Alarcón y Rodríguez; Bolados, Morales y Solari.