Si la discusión sobre el mejor tenista de la historia se creía cerrada a favor del suizo Roger Federer, hace tiempo que el español Rafael Nadal está pidiendo reescribir las páginas. Méritos tiene de sobra. El mallorquín, luego de ganar el Abierto de Estados Unidos en la final ante el joven ruso Daniil Medvedev, quedó a un Grand Slam de igualar los títulos conseguidos por el helvético en los cuatro grandes. De paso, agigantó su palmarés y también su leyenda.

Nada detiene a Rafa, quien a sus 33 años levantó el 84º trofeo de su carrera y por cuarta vez, en cinco finales disputadas, se coronó en la cancha dura de Flushing Meadows. Con menos cabello, pero sin desgastar su técnica, el zurdo parece inquebrantable.

En los anales del tenis su nombre ya está inscrito. Con el conseguido ayer, el balear se mantuvo como el segundo más ganador de Grand Slams. Sigue detrás de Federer y sobre el serbio Novak Djokovic (ver tabla), el tercero que podría discutir el cetro al mejor de todos los tiempos, aunque parece difícil que lo logré con Rafa manteniendo tal nivel de vigencia.

Cuarta celebración en el año

Lo cierto es que el combustible de Nadal no acaba. Los 10 años menos del moscovita Medvedev no importaron. Lo sacó adelante con experiencia para ganar su cuarta corona en lo que va de 2019. Los Master 1.000 de Roma y Montreal, además de Roland Garros y el US Open, son sus trofeos de la temporada. Profesional desde 2001, al español nadie parece capaz de frenarlo.