Rafael Nadal es Roland Garros. El tenista español, quinto del orbe, volvió a conquistar su Grand Slam favorito y consiguió hacerse con su decimocuarto título en Francia. En esta oportunidad, doblegó a un debutante en este tipo de finales, como Casper Ruud (8º). El noruego no tuvo ninguna chance de quitarle el título al de Manacor, quien se mostró sólido durante todo el partido, ganando por 6-3, 6-3 y 6-0 en dos horas y 18 minutos.
Con este título, Rafa sigue acrecentando su leyenda en el circuito, logrando 22 trofeos de Grand Slam, el más ganador de la historia en esta clase de torneos. Así, en el Court Philippe Chatrier, el español volvió a demostrar su vigencia a pesar de todos los problemas de lesiones y sus 36 años.
En cuanto al partido, el primer set empezó muy sólido para el balear. Con mucha consistencia desde el fondo, el español no tuvo problemas para comenzar a dominar a su rival. Tanto así que le quebró a Ruud recién empezado el encuentro, en el segundo juego. Sin embargo, no pudo confirmar el quiebre, perdiendo su servicio siguiente. Más por errores propios que por mérito del noruego.
Pero Rafa no estaba para complicarse y, en el cuarto game, volvió a romper el saque de un Casper Ruud que se notaba muy confundido en el partido. De ahí en más, desde sus tiros y aprovechando muy bien el juego de fondo de cancha, Nadal se impuso en la primera manga por 6-3.
Ya en el segundo parcial, el pupilo de Carlos Moyá se siguió sintiendo cómodo en el partido. Al de Oslo le costaba una enormidad ganar puntos, especialmente cuando Rafa lo apuraba buscándole su revés. Y, a pesar de que el noruego pudo quebrarle un game en el cuarto juego, no logró confirmarlo con su servicio.
El español, a esa altura, se mostraba muy cómodo, tanto así que le volvió a quebrar al noruego en el séptimo juego y noveno juego para adelantarse y llevarse el set, también por un sólido 6-3.
En tanto, el tercer set, que a la postre fue el último, partió de la mejor forma para el español, pues quebró en el segundo game. Así, Rafa desplegó un tenis correcto, sólido e impecable. Por contrapartida, a Ruud se le notaba visiblemente incómodo, moviendo su cabeza, tratando de encontrar alguna respuesta a un partido que ya lo tenía muy cuesta arriba.
Y es que Ruud no encontraba su juego ni alguna respuesta en el partido. Nadal, a esa altura, ya se colocaba 4-0, con dos quiebres a favor. Finalmente, con un Ruud ya ido del encuentro, la estrella balear quebró en el último juego y terminó ganando el tercer set por un contundente 6-0. Una celebración emotiva y un abrazo cariñoso entre el maestro y su discípulo para coronar una jornada perfecta, quizás la última del hispano en Roland Garros.
Un título que el manacorí no tuvo problemas para ganar y así confirmar, otra vez, que Roland Garros es él. Nadal, a sus 36 años, sigue estando más vigente que nunca, y confirma, nuevamente, que es una leyenda viviente del tenis.