“Rápido, agresivo y dominante en los duelos”: el perfil de Maximiliano Falcón, el nuevo defensa de Colo Colo

Maximiliano Falcón
Foto: @CLUBRENTISTAS/Twitter.

Con 23 años, el zaguero uruguayo llega a fortalecer la última línea alba. Viene de ser figura en Rentistas, el último campeón charrúa. Su último técnico entrega un pormenorizado detalle de sus características.



Maximiliano Falcón llegará en las próximas horas a Chile. El defensor uruguayo es el primer refuerzo de Colo Colo para la segunda parte del año, un ciclo en que los albos tendrán como prioridad salir de los últimos puestos para mantenerse en Primera División. Con 23 años y el título de la última liga uruguaya en el bolsillo, junto a Rentistas, el defensor de 1,79 metros llega para reemplazar al lesionado Matías Zaldivia y, fundamentalmente, para darle al bloque posterior del Cacique la seguridad de la que ha carecido durante toda la temporada.

Las referencias, que Falcón deberá ratificar desde que pise suelo chileno, son auspiciosas para las pretensiones del Cacique. Provienen de quien más dolido debería estar por el nuevo paso que el defensor da en su carrera profesional: Alejandro Capuccio, el técnico de Rentistas. “Es un animal competitivo, quiere ganar en todo momento. Contagia y hace mejores a sus compañeros. Es un ganador nato. Nació en 1997, jugó en Nacional, en las selecciones sub 17 y sub 20 y era una pieza clave en Rentistas”, describe el estratega.

Luego profundiza en las características más específicas de Falcón. “Es un zaguero rápido, agresivo y dominante en los duelos. Entiende perfectamente el juego de posición”, desmenuza. Capuccio también dice que Falcón domina sin inconvenientes ambos perfiles. “Es derecho, pero conmigo ha jugado por la izquierda , manejando con soltura y talento el sector”, sostiene.

En todo momento, el entrenador habla de un jugador completo. “En él destaco la finta y la conducción de amenaza en fase ofensiva o de salida, así como la técnica de marca y anticipo en fase defensiva”, añade.

Liderazgo

Sin embargo, lo que más le seducía de su expupilo era la voz de mando. “Para la corta edad que tiene, es un líder desde lo futbolístico y desde lo que contagia. Es, como dije, un animal competitivo. No quiere perder a nada. Entrena muy bien”, explica.

En ese escenario, Capuccio ni siquiera se extraña por el interés que el jugador despertó en Colo Colo. “Si no era Colo Colo el que se lo llevaba, podía ser cualquier equipo grande. Falcón está preparado para rendir en cualquiera de ellos”, insiste.

Capuccio afirma que Falcón ya tiene conocimiento del equipo al que llega y de las exigencias que deberá afrontar apenas baje del avión. Fue él quien se preocupó de prepararlo, realizándole una suerte de inducción. “Es consciente de que es un grande de Sudamérica, de que fue campeón de América y de que es uno de los grandes de Chile. Yo estuve en 2012 con Montevideo Wanderers en el Campeonato Esperanza Alba y le conté la infraestructura espectacular que tiene el club”, declaró apenas se formalizó la transacción.

Una vida dura

No la ha tenido fácil Falcón para destacarse en el fútbol. Pudo ser de esa forma si dos enfermedades (varicela y paperas) y el mal carácter no le jugaban malas pasadas, como le sucedió. De Nacional, el club en el que realizó las divisiones menores, salió tras un encontronazo con Martín Ligüera, el técnico de la tercera categoría del Bolso. El camino hasta llegar a Rentistas fue largo. “Primero entrené tres semanas en Danubio, después fui a Rampla, pero querían que jugar en Tercera y mi representante dijo que le habían dicho que era para el plantel principal. Y nos fuimos. Después me llevó a entrenar a Cerro, donde estuve como un mes hasta que salió lo de Rentistas. El “Boca” (Arias, su representante) se portó muy bien conmigo. En el peor momento de mi carrera estuvo siempre conmigo. Nunca me dejó tirado y se lo agradezco día a día. Me llevó a jugar a la B, pero a veces cuando las cosas no salen hay que bajar un escalón. Entendí que para un técnico de la A era complicado confiar en un chiquilín que nunca había jugado en Primera", explicaba en febrero, a Ovación Digital. Por esos días, ni siquiera sospechaba que la consagración le llegaría tan rápidamente.

De sacrificio, en todo caso, ya sabía bastante. “A los 12 años tuve que dejar el liceo para ponerme a trabajar, porque la cosa estaba complicada. Fui peón de albañil, con una pareja que tenía entonces mi mamá. Acarreaba baldes de arena, me enseñó a hacer mezcla y alcanzaba los ladrillos. Ganaba 200 pesos (unos 3.600 pesos chilenos) por día. Terminaba cansado, pero después caminaba como 50 cuadras para ir a entrenar. Creo que cuando sos adolescente no te das cuenta de todo lo que hacés. Y los entrenamientos no eran muy exigentes. Si sos privilegiado físicamente te cuesta un poco menos. Yo a los 12 años ya era grande como ahora”, recordaba en la misma nota.

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