Resabios de un Sudamericano fatídico: la dispar realidad de la prometedora generación ‘97 del fútbol chileno

Cuando finalizaba el 2021, Jeisson Vargas (24) entregaba sus primeras impresiones como nuevo jugador de Universidad de Chile, en uno de los principales movimientos del mercado de fichajes criollo. “Me siento súper contento y esto me pilla en una etapa de mi vida muy buena, de madurez y aprendizaje increíble. Tengo muchas ganas de afrontar esta temporada con esta nueva camiseta, pues vengo de una etapa en mi vida de mucha maduración, de mucho aprendizaje. La Calera me sirvió mucho para ese camino, para afrontar todo lo que viene en este proceso”, manifestó el canterano de la UC.

Vargas es una de las ilusiones de la nueva U de Santiago Escobar, con el aval de sus buenas temporadas en los cementeros, elenco en el cual se reencontró con sus mejores épocas, cuando vestía la camiseta de los cruzados y se erigía como la gran aparición del fútbol nacional en los últimos años. Pasos por Estudiantes de La Plata y Montreal Impact se añaden en la volátil trayectoria del recoletano, quien llegó con problemas físicos al CDA (una pubalgia), lo que le ha impedido debutar con los laicos en el torneo de verano en Argentina.

El nombre de Jeisson Vargas se hizo mayoritariamente popular en vísperas del Sudamericano Sub 20 de 2017, en Ecuador. El futbolista era la gran carta ofensiva de La Roja que dirigía Héctor Robles, liderando un grupo de futbolistas que producían expectativas por su presencia en el torneo local. Era la generación 1997, que también integraba Francisco Sierralta, Raimundo Rebolledo, Víctor Dávila, Gabriel Suazo, Jaime Carreño, Ángelo Araos y otros. También estaban más jóvenes como Yerko Leiva (1998) e Iván Morales (1999). La misión era llegar al Mundial de Corea del Sur, e indirectamente proveer de variantes a la selección absoluta, que en ese entonces iba a afrontar la recta final de las Eliminatorias a Rusia 2018. Pero la realidad trizó cualquier ilusión. Chile fue último en el grupo A, con dos puntos en cuatro partidos. Ni una sola victoria y apenas dos goles anotados. Fracaso.

Pasaron cinco años de aquella mala campaña y la inquietud cae de cajón: el estado de forma de ese grupo de futbolistas. Haciendo la revisión a los 23 jugadores de ese plantel, hay de todo. La mayoría está en la primera división local, mientras que unos pocos están en el extranjero con relativa continuidad.

Hoy, son cinco los que militan fuera de Chile. Si de ligas competitivas se trata, el caso de Francisco Sierralta es el más destacado, en el Watford de la Premier League. También resalta lo de Víctor Dávila, quien se ha hecho un nombre en México. Reconvertido en delantero, suma 32 goles en la Liga MX (10 en Necaxa, siete en Pachuca y 15 en León). Situación distinta es la de Ángelo Araos, quien llegó al Necaxa (de la mano de Pablo Guede) buscando la ansiada regularidad que no tuvo en el Corinthians. En el caso de Gonzalo Collao, el arquero titular en el Sudamericano de 2017, tras salir por la puerta de atrás de la U y estar en la Segunda B con el Extremadura, hoy es el suplente del Istra 1961 de la primera división de Croacia. Hasta la fecha, tiene 350 minutos jugados en cinco partidos. El último de este subgrupo es Cristián Gutiérrez, lateral izquierdo de las inferiores del Cacique (ex Unión Española y Huachipato), hoy en el Vancouver Whitecaps de la MLS, quien hasta ha sido requerido de la selección de Canadá.

De ser un resistido volante central, Gabriel Suazo pasó a ser un eficiente lateral izquierdo y el capitán de Colo Colo. Él es uno de los elementos que reafirmó su condición de titular durante el campeonato nacional 2021, incluso convocado a la Selección. De igual manera se puede mencionar a su compañero Iván Morales, el artillero estelar del Cacique en la temporada pasada (11 tantos en el torneo nacional), pero que ahora tiene la puerta abierta para emigrar al tener una mayor competencia (Juan Martín Lucero). Misma situación, aunque con menos caja de resonancia, se le puede asignar a Nicolás Ramírez, en Huachipato, y Zacarías López, en La Serena. Otros con experiencia importante en Primera son ´Catuto’ Rebolledo, en la UC; Richard Paredes, en Serena; y Yerko Leiva, en Curicó Unido.

Más volátil ha sido la trayectoria de Jaime Carreño y Felipe Fritz. El primero no se pudo consolidar en la UC y ha deambulado por cuatro equipos: Everton, Oriente Petrolero, la U. de Concepción y La Serena. El segundo, con estadías en Cobreloa, Rangers y Unión, fichó sorpresivamente en Colo Colo a inicios de 2021. Pero solo jugó 90′ con la camiseta alba: el duelo ante Ñublense, que el equipo de Quinteros debió disputar con suplentes por un brote de Covid. Fue cedido a Curicó Unido y el puntero zurdo renovó con los torteros para 2022.

Uno que se levantó como proyecto de futuro en la Católica era Carlos Lobos, volante que destacaba por su buena pegada. Cuando llegó Ariel Holan a la precordillera, el juvenil debió salir en buscar de minutos y llegó a Everton. En 2021 firmó con Huachipato y hasta la fecha su presencia con los acereros es mínima. En el último torneo de liga, solo estuvo 23′ en cancha.

Uno de los dos goles de Chile en aquel Sudamericano fue de José Luis Sierra Cabrera, el hijo del Coto. Salido de las inferiores de Unión Española, asomaba en su minuto como el 9 del futuro en Independencia. En 2020 emprendió un desafío exótico: fichó en el Bisceglie, de la cuarta división italiana. Tras un paso sin pena ni gloria, volvió a Chile y al ascenso. Estuvo en Temuco y el año pasado recaló en Deportes Colina, de la Segunda División (la tercera categoría).

El martes salió la nómina de La Roja para los próximos partidos de las Eliminatorias. De los 29 citados por Lasarte, solo cuatro pertenecen a la generación ‘97: Dávila, Suazo, Sierralta y Morales.