Gira atípica la de la selección chilena por Austria y Polonia. Después de años repitiendo los mismos nombres, la Roja enfrenta estos amistosos con un equipo absolutamente renovado. Se trata de un grupo de jugadores que busca ganarse un espacio y demostrar que tienen la calidad suficiente para transformarse en reales alternativas para Rueda.
Entre los que estarán a disposición del técnico hoy ante Serbia, por ejemplo, sólo Toselli, Henríquez y Albornoz, y con roles secundarios, fueron parte de alguno de los títulos de Copa América en 2015 y 2016. Los demás sólo han aparecido en el último tiempo y varios están debutando con la adulta. En resumen, estos amistosos son una instancia ideal para ir viendo la viabilidad del anhelado recambio. El tema es que no será automático, implicará tiempo y frustraciones, y muchos, la mayoría en realidad, irán quedando en el camino. Ya la derrota ante Rumania demostró que la renovación será complicada y que en algunas posiciones simplemente no hay quién le haga sombra a los grandes referentes del plantel.
El 2-3 del jueves fue una ocasión desperdiciada desde la tonta expulsión de Castillo, una jugada que condicionó e impide un análisis objetivo. A estos niveles jugar con uno menos durante una hora de partido es demasiada ventaja.
Serbia será una nueva oportunidad. Ya es momento de ir notando la mano de Rueda, quien llegó conociendo el paño de una generación dorada que se va extinguiendo y de un grupo de jóvenes que ha hecho poco para arrebatarle su lugar a los veteranos. Para enfrentar esas realidades es que se contrató al colombiano, quien deberá demostrar su capacidad liderando una mixtura entre aquellos que pueden seguir siendo un aporte y quienes se irán ganando un lugar de a poco.
Lo único claro es que en el fútbol se dan muy poco los milagros. Chile ya gozó con la feliz coincidencia de una generación extraordinaria. Y ahora, ante el paso del tiempo y la pérdida de nivel de algunos referentes, será solo el trabajo el que nos regale otra selección competitiva a nivel internacional. No queda otra: trabajar, tener personalidad, dejar de lado el miedo a ser protagonistas para que, de una vez por todas, aparezca el recambio con futbolistas dispuestos y capaces de asumir su responsabilidad.