Paridad en muchos ámbitos se vivían en Estambul. El estadio Olímpico de Atatürk albergó una reñida final entre dos elencos que plantearon un encuentro desde lo táctico. El duelo se definiría por lo mínimo, cualquier error o desajuste podría entregarle la Champions League al rival.
Los italianos lograron contrarrestar a los británicos por grandes pasajes del encuentro. Se vieron cómodos, mientras que los Citizens estuvieron lejos de lo mostrado en la temporada. Por momentos, pareciera que los nervios, además del planteamiento de los lombardos, eran más fuertes.
Poco a poco lograron ir empujando al Inter sobre su arco, pero no tenían la profundidad necesaria. Los neroazurri no pasaban mayores sobresaltos. No obstante, llegaría el tan ansiado descuento. El Manchester City logró construir una gran jugada colectiva por derecha.
Akanji encaró y envió un gran pase en profundidad ante el desmarque de Bernardo Silva. El portugués desbordó y centró con su pie menos hábil. El balón rebotó en Bastoni y llegó a la medialuna. Mientras algunos pedían mano del zaguero italiano, Rodri recibió la pelota. A falta de 22′ para el final, el volante sacó un potente y ajustado remate al palo izquierdo de Onana, que nada pudo hacer.
El tanto desató la algarabía en el plantel del City, pues significó la obtención de la primera Liga de Campeones de su historia. En ese sentido, también, es la tercera Copa de Europa que obtiene Pep Guardiola.