Eran las siete de la mañana y el ambiente no aparentaba domingo. Ya había gente caminando por las calles y un movimiento inusual para un fin de semana, más encima en verano, donde priman el descanso y las vacaciones. Claro, no era un día cualquiera. Pucón se revoluciona cada año con su triatlón. El lago Villarrica contaba con cientos de deportistas calentando en sus aguas esperando el Ironman 70.3 de la ciudad lacustre. Aún no eran las ocho y no había espacio libre en la playa. La carrera más linda del mundo estaba a segundos de comenzar su versión 2019.
Las expectativas estaban claras. Bárbara Riveros llegaba tranquila y con su habitual calma se acercó al agua a enfrentar los 1,9 kilómetros de natación. Cinco minutos después de que largaran los varones fue el turno de las mujeres, con la mejor triatleta latinoamericana de la historia liderando la caravana que salpicaba el Villarrica. Cuatro títulos consecutivos secundaban a Chika. Eso sí, el desafío, pese a la experiencia y probada calidad de la chilena, no era sencillo, pues se enfrentaba a la estadounidense Alicia Kaye, contra quien protagonizó la recordada remontada que la consagró en 2017. También a Macarena Salazar, la promesa nacional de la disciplina. De hecho, fueron ellas quienes completaron el podio. El primer puesto fue para Bárbara, claro.
Riveros fue la primera en llegar corriendo desde el lago a la zona de transición. La gente, apostada al borde de la ruta durante toda la competencia, le gritaba y animaba. Ella, sin embargo, iba a lo suyo, concentrada.
Luego de tomar la bicicleta, salió rumbo al camino internacional que llega a Curarrehue, donde el falso plano de la carretera y las constantes subidas y bajadas eran el principal desgaste. En esta parte, de 90 kilómetros de pedaleo, fue la única vez que Bárbara bajó de líder a escolta. El viento hizo más pesado el tránsito en la zona del aeródromo.
La emoción se tomaba la ciudad y cada vez que Chika se mostraba en una calle la gente gritaba. Ese apoyo, según dijo luego de su triunfo, fue el que la llevó a adelantar a Kaye y a Salazar en la última transición. Tras un rápido cambio, Riveros fue la primera en salir trotando a enfrentar los últimos 21 kilómetros del día. Cuando la estadounidense salió a cazarla, la chilena ya le había sacado dos cuadras de ventaja.
Las tres vueltas finales, con una desgastante subida hacia la península y retorno a la ciudad, se vieron sencillas para Riveros. Esta es su especialidad y en ningún momento evidenció el cansancio de haber corrido su primer Ironman completo (140,6) hace unas semanas. Era uno de sus temores, pero no hubo espacio para el miedo, pues era el último tramo necesario para conquistar un histórico pentacampeonato luego de cuatro horas, 30 minutos y siete segundos.
Una emocionada Bárbara corrió libre por los últimos metros de la playa y con brazos abiertos, sonriendo, concretó su título y se dejó caer en el abrazo de sus cercanos. Misión cumplida. La mejor triatleta latina de la historia lo había hecho de nuevo.
"Correr en mi país, que vengo muy poco, es súper emocionante. Me lo llevo en el corazón y espero recordar esta energía en los momentos difíciles", afirmó Riveros. Alicia Kaye elogió la competencia: "Llevo 21 años de profesional, he estado en muchas partes y nada se compara con el entusiasmo y apoyo de esta ciudad".
Por su parte, Macarena Salazar, recibida con un cálido abrazo de Riveros tras finalizar, expresó: "No me esperaba el podio. Bárbara es mi admiración".