Roberto Cereceda (36) está inquieto. Apenas un par de horas antes, Colo Colo venció a Antofagasta y dejó a O’Higgins es la peor situación imaginable a comienzos de temporada: la zona de descenso. “Nos preocupa, más que el triunfo de Colo Colo el desempeño que hemos tenido, que no ha sido el ideal. Ha sido muy malo. Hemos ganado muy poco como locales, solo un partido. Estamos en un déficit tremendo por lo menos al terminar esta primera etapa. Ojalá que esto nos sirva como motivación, porque tenemos que empezar a ganar como locales. Tenemos que dar vuelta la página y reposicionarnos en el lugar en que debemos estar. Y tenemos que demostrar que debemos estar ahí”, plantea el protagonista de la nueva edición de El diván del Kily, el programa de conversación de El Deportivo de La Tercera. Será apenas el primer ejercicio de autoanálisis y severa autocrítica que realizará durante la conversación, en la que repasará las contradicciones de una carrera que conoció el cielo de los títulos y el infierno del dopaje. Y que pudo llevarlo mucho más lejos.
¿Qué le falta a O’Higgins para encontrar una idea futbolística y, sobre todo, para traducirla en resultados?
Siempre que pasan este tipo de situaciones no sé si es tan fácil encontrar solo un factor. Son hartos los factores que se han juntado y que nos han hecho ver de esta manera. Estuvimos con un técnico (Patricio Graff) durante toda la primera rueda y no pudimos sacar nuestra mejor versión. Independientemente de quien jugara, siempre faltaba algo más para poder ganar los partidos. También está la parte individual, en la que también estamos al debe. Siempre que uno está en esta situación tiene que sobreponerse y dar algo más desde el entrenamiento hacia el partido. Lamentablemente, cuando pasa esto, se genera una atmósfera tan negativa que puedes estar jugando un poco mejor y aparece un gol que se mete al ángulo, un penal, y empiezas a jugar con la cabeza, que es fundamental. Va a pasar mucho por eso, porque nuestra cabeza esté bien. Hay jugadores de jerarquía, que han vivido esta situación. Hay que empezar a ser más autocríticos y desde la autocrítica mejorar para que lo individual se traspase al nivel colectivo.
Se fue Graff y llegó Dalcio Giovagnoli, ¿qué les ha transmitido respecto de lo que pretende de ustedes?
A pesar de que llegó hace poco y de que todavía no logramos ganar un partido con él, yo veo que el mensaje es súper claro, súper positivo. Se ha generado un atmósfera que ha permitido recuperar niveles individuales. Se ha visto en las prácticas. He dicho que el nivel en los entrenamientos ha subido y lo que falta es llevarlo a los partidos. Ahí, vuelvo a decir, lo importante es la cabeza lo principal para repetir la idea que a mí me gusta mucho. En esta rueda vamos a tener muchos más puntos y vamos a estar más cerca de los triunfos que de los empates y las derrotas.
¿Cómo ha reaccionado con ustedes el hincha de O’Higgins, que es bastante especial y apasionado?
Nosotros como plantel somos agradecidos de la gente de Rancagua. Siempre lo decimos. Cuando sucedió lo del estallido social y ellos no estaban, siempre dijimos que los necesitábamos, porque estaban cumpliendo su palabra y no estaban yendo al estadio. En este momento complicado, lo que más nos gustaría es que ellos pudieran estar, porque nos transmiten una energía súper positiva y súper diferente. Este es un club que se caracteriza porque su gente es de acá y lo hace sentir. En eso estamos al debe, con vergüenza. Muchas veces tenemos que andar por lugares distintos porque sabemos que no estamos respondiendo a la altura. La gente organizó un banderazo de apoyo. Nosotros esperábamos otra cosa, que fueran de una forma más negativa y, al contrario, ellos están dispuestos a ayudar, a levantar la situación y van a transmitir una energía positiva, que la necesitamos
¿Sería distinto O’Higgins jugando con publico, sobre todo en El Teniente?
De todas maneras. Me tocó enfrentar a O’Higgins en todos los equipos en que estuve y jugar acá en El Teniente y muchas veces cuando estaba en desventaja se sentía esa presión de su gente, de su barra. Fue en ocasiones contadas que, estando en equipos grandes, pudimos ganar. Acá siempre nos costaba mucho. Terminábamos perdiendo o empatando. Se sentía cómo la gente podía levantar al equipo. Y estando acá lo he sentido en varias oportunidades, cuando falta algo más y ellos logran activarlo. Un poco más de garra, de fuerza. Eso te dan.
Las llegadas de Marcelo Larrondo y de Santiago Romero ¿aportarán lo que les falta para salir de esa zona incómoda?
Hoy (ayer) llegó Romero. No lo pude ver entrenar. Larrondo ya lleva dos semanas y no solo aporta su nivel como futbolista, sino que como persona se ha adaptado bien. A Romero lo conozco porque estuvo en Chile. Son dos cartas importantes. Jugadores con experiencia que van a aportar muchísimo.
Este viernes enfrentan a Everton mientras todo Chile estará enfocado en el partido ante Perú, ¿le acomoda jugar en plena fecha Eliminatoria o era mejor cuando había receso?
La verdad es que este año todo ha sido muy extraño. No solo esta situación. Está también el hecho de jugar en pandemia, los protocolos, jugar sin público, los viajes. Es todo muy extraño y completamente nuevo para todos nosotros. Esta situación uno la termina asumiendo porque está dentro de lo que uno puede aportar para que el Campeonato pueda seguir y finalizar en una fecha de acuerdo a lo planificado. Ya nos hacemos la idea. Estamos sabiendo la planificación una semana antes. A veces nos tocan horarios que no son los ideales, pero estamos con esa disposición relacionada con una situación que nadie quiere y que se nos escapa a todos de las manos. Solo nos queda aportar y meternos en la cabeza que tenemos que seguir así y no ponernos en una situación negativa.
¿Cómo vive un futbolista un partido de la Selección? ¿Es más analítico o más hincha?
No soy demasiado hincha para vivirlo. No soy muy apasionado. Soy más tranquilo para analizar situaciones, rendimientos. Me pongo más en el lado técnico, a analizar a los jugadores, de ver distintos movimientos que se pueden realizar o por donde el partido se puede ganar. Lo veo con familia y mis amigos, pero mi forma de celebrar es totalmente tranquilo. Soy un hincha tranquilo.
¿Qué sensación le dejó el inicio de las Eliminatorias, con la caída ante Uruguay y el empate frente a Colombia?
También soy de los que antes de veía que íbamos a enfrentar a dos selecciones de jerarquía y no tenía muchos esperanzas. Me dejaron sensaciones positivas ambos partidos. Hubo jugadores que superaron las expectativas y que pueden ser opciones para la Selección.
¿Le gusta el trabajo de Rueda?
Es muy complejo lo que puede vivir, hoy en día, este cuerpo técnico. En algún momento se vendría este tema del recambio y opinar muchas cosas negativas sin verlas desde adentro o saber por qué se están haciendo ciertas situaciones es complicado. Muchas veces, más que criticar, me trato de poner en que hay un porqué de esa situación que va a beneficiar a la Selección y que van a quedar en el tiempo más que en el momento.
Hay una situación que lo toca en alguna medida, porque involucra a un jugador que también tiene 36 años, Jean Beausejour, ¿usted estaría disponible?
En algún momento, me ilusioné. Creo que he tenido una buena temporada, a pesar de la campaña de O’Higgins. Uno la visualiza, se la imagina. Me siento con toda la energía para estar ahí. Y siento que si en algún momento me toca, estoy preparadísimo. Respecto de Beausejour, tuvo que haber estado desde siempre. Todavía pone una presencia que ningún otro jugador la ha tenido. Será un gran aporte para el camarín y para estos dos partidos que vienen.
¿Y no es una contradicción llamar a un jugador de 36 años, pensando en que se ha hablado mucho del recambio y que el mismo Beausejour se había descartado?
Por eso digo que hay muchas cosas a las que uno le busca razones y no las encuentra. Debe haber un porqué. Yo, sin conocer esas razones del técnico, creo que Jean aporta mucho al camarín. Ha estado en la Selección, ha jugado mundiales, ganó las Copa América. Es un jugador importantísimo en decisiones que puede tomar el camarín. Para mí, va por ese lado. El técnico necesita jugadores de jerarquía que lo apoyen en su idea. Jean es ideal para ese papel. A estos jugadores hay que sacarles el jugo al máximo y después ir incorporando a jugadores jóvenes.
¿Por qué el fútbol chileno no es capaz de producir nuevos laterales izquierdos?
No solo va a pasar por esa posición. Habrá muchas posiciones en las que nos vamos a hacer la misma pregunta. Por ejemplo, cuando falte Arturo Vidal, Charles Aránguiz o Alexis Sánchez también vamos a llegar ese punto. Ojalá aparezca alguno como ellos antes, pero con quienes hablo les digo que vamos a tener que esperar cien años para tener jugadores de ese nivel. Es algo personal de ellos, que nacieron con ese don. Hay lugares que intentan formar, pero ellos llegaron ahí por condiciones personales.
En la Selección, ¿hay que privilegiar rendimiento o apostar por la renovación? ¿Todavía se puede exprimir a la Generación Dorada?
De todas maneras. Esta Selección que ganó todo, al enfrentarse a otra selección, que los conoce, por nombres y jerarquía, tiene un respeto gigante en toda Sudamérica. Cuando ellos digan ‘basta’ y su rendimiento no sea el idóneo, hay que ir insertando jugadores jóvenes, de a poco, más que llenar de jugadores jóvenes y dejar de lado a jugadores que han sido importantes.
Usted fue parte del proceso de Marcelo Bielsa, ¿ué le faltó para consolidarse y, por qué se fue diluyendo como alternativa para la Selección?
Yo me hago una autocrítica bien grande. Tomé una muy mala decisión, aunque me pasaron cosas negativas, como el doping positivo. Después me voy a Universidad Católica y es ahí donde me hago esta autocrítica, porque en la UC estaba teniendo un rendimiento que en cualquier momento iba a permitir que me llamaran a la Selección. Siendo titular, sintiéndome como en casa. Y tomo la decisión de irme a Universidad de Chile y me voy a un lugar donde ese puesto, como lateral izquierdo, ya estaba ocupado por el Chueco (Eugenio) Mena, quien ya venía de lograr cosas con Sampaoli, que le tenía mucha confianza. Yo sabía en la situación en que iba, que no iba a jugar como titular, y me fui no siendo titular constante durante dos años. Eso me pasó la cuenta. Empezaron a llamar a Mena, estaba Beausejour y ellos se afiataron y consiguieron todo lo que consiguieron. Si hubiese tomado un par de decisiones distintas, hubiese sido diferente mi futuro.
¿De qué más se arrepiente?
Me arrepiento mucho de no haberme ido al extranjero después de Colo Colo. Tuve un par de opciones, pero me creía Messi y quería el doble de plata. No me quise ir con un contrato por tres años. Después tomo esta decisión de irme a la U cuando en Católica estaba a punto de firmar un contrato de cuatro años, con un nivel que lo mantenía. Íbamos a jugar Copa Libertadores, Sudamericana, iba a ser titular, me quería el técnico. Esas decisiones fuertes pudieron cambiar mi rumbo.
Usted fue dirigido por Sampaoli, Bielsa y Borghi, que son los técnicos que marcan los últimos años del fútbol chileno, ¿qué diferencias ve y cuánto influyeron en su formación como futbolista?
Al profe Claudio Borghi yo le tengo un cariño gigante, porque me conoció en cadetes de Colo Colo. Lo admiraba mucho. Lo miraba como alguien paternal, como un ídolo. Me subió al primer equipo en Audax y me lleva a Colo Colo. Ha sido importante en momentos cruciales de mi carrera. Cuando tuvo que decidir por un lateral izquierdo, siempre me eligió a mí. Siempre seré un agradecido de él Me gustaba mucho su simpleza para ver el fútbol. Sin grandes instrucciones, sacaba mucho rendimiento del jugador. Ha conseguido grandes cosas con una forma muy simple. De Bielsa siempre he dicho que es el futurista. Siempre está adelantado a cada situación. Es trabajólico. Para mí, es el Albert Einstein del fútbol. No solamente de acá, sino del mundo. Estamos hablando de ese nivel. A diferencia de Claudio, que es más paternal, Bielsa es un trabajólico, un obsesivo del fútbol. Y Sampaoli es como la copia de Marcelo Bielsa, pero me ha sorprendido. Cuando lo tuve yo, realmente era más copia. Hoy tiene más cosas que ha implementado, que ha adquirido. Estuvo trabajando con Juanma Lillo y eso le dio otras ideas. Ya no es solo de ir. Hoy tiene posesión del balón, una periodización táctica mucho más notoria. Es difícil decir quién es el mejor, porque cada uno tiene cosas que el otro no tiene.
Es uno de los nueve jugadores que han defendido las camisetas de Colo Colo, la U y la Católica, ¿en cuál se sintió más cómodo y más presionado?
Uno de mis sueños siempre fue ser campeón con Colo Colo y lo logré. Es una de las alegrías más grandes de mi carrera. Me tocó vivir de todo, pero teníamos un grupo maravilloso, con Kalule, Arturo, Lucas (Barrios), un grupo de personas que no he podido encontrar en otro lado. Eso me marcó. En la UC lo pasé increíble. Seis meses que fueron cinco años. Me hicieron sentir en casa. Tengo esa espina clavada de no haber seguido más tiempo. En la U también logré cosas importantes, pero nunca sentí el cariño de los otros dos. Siempre faltaba algo más para poderme sentir cómodo. O se me notaba y lo reflejaba.
¿Sintió rechazo, que lo han vivido otros, como Jara o Beausejour?
Más que rechazo, me molestó mucho que no me hicieran jugar de titular. Lo que más me gusta es jugar. Eso me ofuscaba. Y me hacía sentir menos cómodo. A uno como jugador no le gusta que le mientan. A mí me habían prometido que iba a jugar y no fue así. Mi cabeza no funcionaba muy bien porque no terminaba jugando.
¿Nunca te complicó decidir pasar de un club a otro?
Ahora que tengo 36, no lo haría nunca más. Pero a esa edad, que pensaba distinto, que era otro, que tomaba decisiones por lo que quería hacer, no veía consecuencias. En ese momento, no me importaba mucho el qué dirán, si el de allá me apuntaría con el dedo o el tema de las hinchadas. Por más que de chico me identificaba con Colo Colo, porque en la casa éramos hinchas de Colo Colo, me daba lo mismo lo que se dijera o lo que iba a pasar. Hoy lo veo con más calma y con el análisis de una persona más grande y ni loco cambiaría entre los tres clubes porque, al final, saco la conclusión de que no me logré identificar con ninguno de los tres por haber tomado estas decisiones. Tuve la oportunidad de seguir en Colo Colo, en Católica. Del único que me quise ir fue de la U. Quizás sí pude haberme identificado con un club como se identifican otros jugadores.
Sé que está defendiendo a O’Higgins y que están peleando por lo mismo con Colo Colo, pero también sé, porque lo reconoces, que eres hincha albo, ¿por qué cree que el Cacique llega a la situación que vive hoy?
Dirigencialmente hay cosas que se ve que no son ideales. Cuando las empresas quiebran, siempre viene desde arriba hacia abajo. Hay cosas que no se están haciendo bien y están repercutiendo en un plantel que tiene todas las condiciones para estar peleando el Campeonato. Antes de empezar, uno se imaginaba que con ese nivel de jugadores Colo Colo estaría peleando con los equipos de arriba, pero ha sido todo lo contrario. Esa parte que te acabo de nombrar ha hecho muy mal las cosas y está pasando la cuenta en todo lo que conlleva Colo Colo.
Lo que sí marcha bien es El Secreto, ¿ya se reactivó la actividad en tu motel?
Sí. La verdad es que estuvo parado harto rato. Se reabrió hace un mes y medio y ha tenido el ritmo de gente que está yendo es parecido al de antes de la pandemia. Eso me deja tranquilo como empresario.
¿Hay alguna historia entretenida que se pueda contar en horario de protección al menor?
Jaja. Sí. Uno de los protocolos que te exigen en los moteles es tomar la temperatura. Es medio complicado tomárselas, sobre todo cuando están en el portón de entrada. No sabes si es la calefacción o es otra cosa, pero llegan con la temperatura medio alta. Algo pasa que llegan marcando 45 grados.