Ricardo Gareca dejó un recuerdo imborrable en el fútbol peruano. El técnico quedó en la historia de ese país tras clasificarlo a Rusia 2018. “Quedamos contentos, nos llevó a una Copa del Mundo después de 36 años”, dice a La Tercera Roberto Palacios, el jugador con más partidos en el equipo incaico junto con Yoshimar Yotún, quien en noviembre llegó a las 128 presencias. Pero no todo fue ideal, ya que la transición de nuevos futbolistas fue el gran déficit del Tigre, según el Chorrillano. “Se extrañó que no dejara algo más acá, que sacara más jugadores del torneo local”, advierte sobre la labor del argentino, que debutará como entrenador de la Roja este viernes, ante Albania, en un amistoso que se disputará en Parma.
¿Cómo evalúa el paso de Gareca por Perú?
En general, quedamos contentos con lo que hizo. A pesar de todo lo que pasamos, porque no fueron Eliminatorias fáciles. Tuvimos momentos muy complicados. Incluso, queríamos sacar a Gareca porque las cosas no andaban bien. Éramos penúltimos en la tabla. Sin embargo, con el cambio que hizo de poner a gente nueva, el equipo despegó. Incluso, pudimos haber llegado a Qatar.
¿Cuál fue el principal legado que dejó?
Yo creo que cambió la mentalidad de los jóvenes. Fortaleció mucho el deseo de triunfar y eso ayudó a que los chicos lograran la clasificación. Los convenció de que se podían lograr objetivos. Eso ayudó mucho, sobre todo a los que venían de jugar afuera, con otra mentalidad, con una forma distinta de trabajar.
¿Es cierto que es cercano a los futbolistas?
Eso es lo importante que tiene el profesor, apoyó mucho al futbolista y le hizo creer que se podía. Cada vez que al equipo le tocaba jugar, dejaba todo dentro de la cancha. Se consiguieron resultados que eran imposibles.
Incluso dejó a muchos históricos afuera…
Eso es verdad. Pero confió mucho en los más jóvenes; le respondieron. La mayoría de los muchachos venía de jugar en el extranjero y eso benefició a Gareca. Los agarró en su mejor nivel y se vio reflejado en la cancha.
¿Cambió la filosofía del fútbol peruano?
No tanto la filosofía. Su mérito fue recuperar la forma de jugar de Perú, el toque, el buen trato de la pelota. Cuando estuvimos con otros técnicos había muchos pelotazos y se perdió la mística del fútbol peruano. Gareca fue inteligente, no hizo muchos cambios, pero devolvió la estética. Paolo (Guerrero), (Jefferson) Farfán, Yoshimar (Yotún), Luis Advíncula, todos venían en su mejor momento… Renato Tapia, Gallese, quien fue ‘San Gallese’, porque salvó muchísimos partidos. Para mí, el arquero fue el mejor del proceso.
La base venía del extranjero, entonces…
Tenían otra dinámica. Al DT no se le hizo difícil armar el equipo. Los jugadores tenían que ser inteligentes, captar rápido lo que el técnico quiere, cuál es la forma de jugar. Los pocos días que tienen para trabajar, el entrenador tenía que aprovecharlos. Darles su descanso. Después, en los cuatro o tres días que tenía para trabajar, debía ser muy claro para que los chicos entendieran qué quería.
¿Gareca se adapta al juego de los rivales?
Cuando estás en una selección tienes muy poco tiempo para trabajar. Tienes que ser claro y no cambiar mucho tu manera de enfrentar los partidos. Si cambias cada vez, confundes, y uno al final no sabe lo que realmente tienes que hacer en la cancha. Si el técnico no está claro de la cabeza, los demás tampoco.
¿Y logró el recambio en Perú?
Tenía que trabajar con algunos jugadores del medio peruano, porque en algún momento iba a necesitar futbolistas para un recambio. Pero, finalmente, Ricardo Gareca no consiguió el recambio que Perú necesitaba. Nos quedamos con los mismos que estaban en las nóminas. Se extrañó que Gareca no dejara algo más, que sacara más jugadores del torneo local. Tal vez por eso Juan Reynoso no tuvo tantas opciones. Porque cuando tú tienes un recambio, te quedas con la idea del técnico y él mismo logra ver a cuáles puede incluir.
¿Reynoso sufrió esa falta de relevos?
No, no es tanto eso. Solamente te digo que Gareca tenía su nómina y con esa fue hasta el final. Eran los mismos en las convocatorias. Es aceptable, pero a veces es bueno trabajar con los chicos más jóvenes para después, en algún momento, tener ese relevo.