La ANFP explica el bochorno. Chile afrontará la definición por la medalla de oro en el fútbol femenino de los Juegos Panamericanos sin arquera. O sin una portera especialista, en rigor, porque quien tendrá que ubicarse entre los palos será una jugadora habitualmente de campo. En el país ya no están Christiane Endler ni Antonia Canales. Ambas viajaron de vuelta a Europa para reincorporarse al Olympique de Lyon y al Valencia, los clubes con los que mantienen contratos y que las habían cedido para la competición.
El gerente de selecciones nacionales, Rodrigo Robles, asumió la vocería. Lo hizo acompañado del técnico Luis Mena. El ejecutivo fue el encargado de intentar esclarecer el entuerto.
Culpa al Valencia
Robles responsabilizó al club español del desaguisado, que incluyó la negativa de Panam Sports a una excepción para incluir a una nueva portera. Lo hizo mediante la lectura de un comunicado en el que la institución que rige al fútbol chileno profundizó respecto del lío. “La planificación contempló, como es de costumbre, un diálogo permanente y gestiones ante los clubes de nuestras jugadoras”, partió diciendo, antes de entrar en el detalle.
En principio, se refirió a la presencia de Christiane Endler, lo que requirió de un pacto con el Lyon. “Se acordó que Endler pudiera arribar a Chile previo al debut, el 22 de octubre. Es decir, antes del inicio de la fecha FIFA ausentándose por ese motivo del partido por la liga francesa, con el objeto de que pudiera disputar el partido por la primera fecha”, sostuvo.
En ese contexto, el acuerdo era claro. “La jugadora se debe presentar en su club a las 48 horas posteriores al período para el que fue convocada. De hecho, así fue. Ayer, Christiane Endler viajó a Francia como siempre estuvo planificado entre todas las partes para dar estricto cumplimiento al compromiso”, explicó.
Después abordó la trunca permanencia de Canales. “Por el mismo motivo se gestionó con el club de nuestra segunda arquera, la posibilidad de ajustar la fecha de la estadía. Sin embargo, el acuerdo fue distinto al alcanzado con el Olympique de Lyon. Ella se presentó en tiempo y forma y fue autorizada para permanecer”, sostuvo. “Disputar una medalla resultaba fundamental para este nuevo período”, apuntó, en alusión a la gestión técnica de Luis Mena, antes de entrar, otra vez, en el detalle que desencadenó el problema.
Al Valencia se le lesionó la arquera titular, Enith Salón. Por esa razón, explica Robles, Canales tuvo que devolverse. “Previo al duelo de semifinales, el Valencia informa que no estaba en condiciones de respetar el compromiso. Previo al viaje de retorno a España se insistió con el club de la necesidad imperiosa de contar con Antonia, toda vez que la planificación estaba establecida en base a las dos arqueras”, manifestó. Sin embargo, el club no tenía margen.
“No hubo presión”
Robles descartó tajantemente que existieran presiones a Canales y su entorno para que continuara en el país. “Efectivamente nos reunimos con Antonia, con su mamá en el restorán del hotel. Hablamos de la vida, del fútbol, de la carrera de su hija, de la situación que nos complicaba, del cambio, de las circunstancias, de la situación respecto del no cumplimiento de parte del Valencia del compromiso”, sostuvo.
“Fue una conversación muy cordial. Hablamos de la posibilidad. Ella insistió en su compromiso con la Roja, en su intención de disputar el oro, más allá de que no había disputado un minuto en el campeonato, pero que entendía que tenía que respetar el lineamiento de su club, por el que está contratada. Y eso fue todo. Desconozco absolutamente versiones que hablen de presión de cualquier naturaleza”, enfatizó Robles.