Finalmente llegó el día. Tras 24 años de carrera, 310 semanas como número uno del mundo y con 20 títulos de Grand Slam bajo el brazo, Roger Federer dijo adiós al profesionalismo. Fue una despedida emotiva en la Laver Cup, en donde jugó un dobles con Nadal y cayeron en un agónico supertiebreak.
Bajo la ovación ensordecedora, de un público entregado a su figura e historia, Roger Federer saltó a una cancha de tenis por última vez como profesional. Lo hizo acompañado de Rafael Nadal, en lo que ya, tan solo unas horas después, es una postal icónica del tenis moderno. Juntos, con risas y gestos cómplices, como si entre ellos no hubiera pasado la mayor rivalidad de la historia. Y es que esa misma los transformó en amigos, cuando bien les pudo haber puesto en un abismo al uno del otro.
Por eso la despedida estuvo cargada de detalles emotivos. Londres, la ciudad donde ganó ocho veces Wimbledon y dos veces el Torneo de Maestros. La Laver Cup, el torneo que ideó junto a su representante y que ha promovido con fuerza estos últimos años. Stefan Edberg, su ídolo de infancia, haciendo el sorteo de inicio de partido. Cada gesto fue elegido meticulosamente para enaltecer un día que paralizó al tenis del siglo XXI.
Una decisión que dolió para los fanáticos, pero la cual fue comprendida durante estos días. Con 41 años y una rodilla rebelde, que lo tuvo sin poder jugar durante las últimas dos temporadas, el suizo ya no está para mantenerse en el circuito. Sin chances de poder disputar un singles por temas físicos, en el duelo del dobles también dejó en evidencia que las piernas no le responden de la misma forma. La visión y el tacto eso sí se mantuvieron perfecto, ya que lo mejor de Federer en su despedida fue el juego en la malla.
Pero todo eso no le impidió celebrar en el primer set. Fue 6-4 para la dupla que juntos tienen 42 títulos de Grand Slam. Comenzaron más lentos y con poco rodaje, pero poco a poco fueron poniéndose a punto, consiguiendo quebrar en el noven juego del parcial. El estadio explotó y los compañeros de equipo, incluido Djokovic, corrieron a felicitar al suizo y al español.
En el segundo eso sí las dudas llegaron. Pese a que arrancaron de buena manera e incluso lograron remontar un quiebre en contra, el cansancio se fue notando y terminaron perdiendo por 6-2 el tiebreak.
Ya en el supertiebreak del tercer set la despedida se concretó. En un comienzo parecía que la dupla europea celebraría, pero tras un juego agónico, donde tuvieron un match point a favor, cayeron por 11-9. La despedida fue con un abrazo con compañeros y rivales. Espectáculo total en una cancha en donde incluso Nadal terminó con lágrimas.
De esta forma se cierra una de las historias más impresionantes del deporte. La carrera de Federer no solo se mide en trofeos y victorias, sino que en relación al impacto mundial que generó su figura y en aquella materia no parece haber nadie más grande que él. Su paso como tenista termina, pero su legado recién comienza.