La madrugada del 20 de noviembre de 2019, el Movistar Arena de Santiago luce vacío. Momentos antes, Roger Federer y Alexander Zverev disputaron una exhibición de altísimo nivel ante 13 mil personas. Sin embargo, tras el ajetreo de la multitud, el partido y la premiación, los tenistas no se fueron a los camarines, como indicaba el itinerario, sino que permanecieron en la cancha por un favor muy especial hacia la organización.
“Como parte de la experiencia, previamente se organizó un torneo y los ganadores iban a tener la posibilidad de jugar un dobles con Federer y Zverev. El evento se empezó a atrasar e inicialmente este partido se tenía que jugar a la una o dos de la tarde, pero la clínica que se hizo antes hizo que se demorara todo. Llegó el partido y los chiquillos que tenían que jugar estaban desesperados, lo mismo que la productora. Hablamos con el mánager de Federer y él nos dijo que era decisión ciento por ciento de Federer, porque esto no era parte del paquete de la exhibición. Finalmente, él accede, y lo único que pide es que después del partido se desocupe el estadio y jugar este dobles sin público. Terminó jugando como a la 1 de la mañana. Lo interesante es que Federer tenía que volar al otro día muy temprano a Buenos Aires, pero aceptó igual, lo que habla de su gran calidad humana”, recuerda Esteban Elías, quien fue testigo privilegiado de la visita de Su Majestad, quien anunció este jueves su retiro del tenis, actividad en la que se consagró como uno de los más grandes de la historia del deporte.
“Cuando la productora (Fénix) me contactó, mi rol iba a ser estar en la conferencia de prensa. Y eso era todo. Por esas cosas de la vida, me empecé a involucrar mucho en la gestión. El día antes me junté con el jefe de seguridad de Federer y fue súper divertido. Después él me mandaba mensajes y tenía que transmitir a la productora lo que me decían”, recuerda el exvicepresidente de la Federación de Tenis, quien agrega: “Terminé animando el evento privado en el hotel Sheraton, fui uno de los conductores en el partido y terminé de árbitro en el dobles que se jugó al final de la noche. Terminé involucrado con él casi todas las horas, pero eso no estaba planificado”.
La incertidumbre
Apenas había pasado un mes desde el estallido social y cuatro días del acuerdo que dio inicio al proceso constituyente. El ambiente en las calles estaba convulsionado y la exhibición estaba en duda. “Fue el primer evento masivo después del estallido y me acuerdo de que el jefe de seguridad de Federer me dice a mí y a la gente de la productora que, al primer desmán que se produjera a la salida del aeropuerto, él tomaba sus cosas y se devolvía”, revela Elías.
El periodista Rodrigo Sánchez, quien estuvo en la producción y en la animación del evento, agrega: “El mismo día del evento, estaba el avión privado de Federer en Argentina. No sabíamos si iba a viajar y la primera actividad era una clínica a mediodía”.
En ese sentido, Esteban Elías reconoce que la situación estaba difícil. “El equipo de Roger no quería que viniera, pero él sí quería viajar. Al final fue una decisión personal suya venir a Chile. Y, por lo mismo, producto de todo lo que estaba pasando en el país, nunca tuve la claridad de que el evento se realizara. Mi mayor temor era que ocurriera lo mismo que pasó a la semana en Colombia, donde hubo un toque de queda anticipado cuando el estadio estaba lleno y no se pudo jugar. Afortunadamente, acá sí se dieron las cosas”, reflexiona.
En un principio, había actos protocolares contemplados e, incluso, una visita al Presidente Sebastián Piñera. Sin embargo, el contexto modificó todo y primaron los motivos de seguridad para no realizar mayores actos en esa línea. Sí concurrieron la recién asumida ministra del Deporte Cecilia Pérez -quien reemplazó a Pauline Kantor- y el alcalde de La Reina, José Manuel Palacios, entre otras autoridades. Ellos estuvieron presentes en la clínica que Federer y Zverev brindaron.
Las dos estrellas arribaron al Movistar Arena cerca de las 10.30 de ese martes 19, y en el caso de la leyenda suiza, por un cambio de planes, su primera actividad fue conceder una entrevista a El Deportivo, en la que habló de los ídolos del tenis chileno y proyectó su vida tras el retiro.
Luego de la conversación, que se extendió por 20 minutos, se sumó Fernando González. “Me acuerdo de que lo fui a ver a la Arena en la mañana, temprano, y estuvimos conversando, tirando la talla un rato largo. Después me tocó entrevistarlo”, señala el Bombardero, quien añade: “Ahora tengo muchos más recuerdos en la época de juveniles y después en el circuito, cuando nos tocó jugar, cuando entrenábamos, cuando compartíamos camarín. Ese día en especial fue lindo volver a verlo, a pesar de que lo había visto algunas veces después de mi retiro, cuando viajaba a los torneos grandes. Pero sí, fue súper lindo tenerlo en Chile”.
“Honestamente, fue especial, aunque fue más especial la cantidad de veces que me tocó enfrentarlo y compartir la carrera con alguien tan importante en la historia del deporte, no solo del tenis”, expresa el triple medallista olímpico.
Dentro de todo lo que conversaron, a Federer le llamó la atención el país, revela González: “A la mayoría de la gente que he conocido le sorprende Chile. Dicen: ‘Pucha, qué moderno es, no me lo imaginaba así’. Y a él le pasó lo mismo. Claro, estuvo muy poco, eso sí”.
Un tipo sencillo
Horacio de la Peña participó activamente en la clínica para niños de diversas escuelas que se realizó en el recinto del Parque O’Higgins. “Fue una experiencia espectacular. Lo que más me gustó fue su simplicidad para las acciones: cuando había que hacer la clínica de tenis, cuando había que hacer el meet and greet en el estadio, cuando había que sacarse fotos con la gente… Él era muy simple, muy cercano, sabiendo que es la personalidad más importante de la historia del tenis”, afirma el Pulga.
Bautista, hijo del extenista argentino, se quedó practicando con Zverev y dentro de ese intercambio, el alemán le lanzó un drop shot, que el pequeño no solo contestó, sino que además logró pasarlo con un globo. “Bauti se la cuenta siempre a todo el mundo”, dice su progenitor.
En esa actividad, Federer se sacó fotos con todo el mundo, a pesar de las restricciones que su equipo había puesto. “En un principio eran 50 firmas y 50 selfies, pero a Roger le dio lo mismo eso y siempre fue muy amable y cercano. Mostró mucha humildad en todo momento”, cuenta Rodrigo Sánchez, quien vivió una particular anécdota con el suizo: “Me vio con cara de cansado. No había dormido muy bien la noche anterior y me preguntó cómo me sentía. Después me cerró el ojo, me dio una palmadita en la espalda y me echó en la chaqueta unas barras energéticas”.
Roger Federer siempre estuvo disponible y ni siquiera estuvo rodeado de guardaespaldas. “Él tenía un jefe de seguridad y dos personas más que estuvieron, principalmente, durante el partido. Él estuvo súper normal, sin un tremendo contingente. Fue muy relajado, no era como una superestrella”, explica Elías.
En la tarde, el astro estuvo en un evento llamado RF Experience, que consistió en un almuerzo exclusivo en el hotel Sheraton y Fernando González le realizó su entrevista. Además, recibió el saludo de niños del Colegio Suizo, entre otros agasajos.
Por la noche se jugó el esperado partido, donde la leyenda se impuso por 6-3, 4-6 y 6-4, en un duelo que se jugó muy en serio, más allá de las bromas y de las interacciones típicas. “Lo que más me impresionó fue el buen espectáculo que dio. Si hay algo que hay que remarcar, es que vino a una exhibición y nos dio un tenis de locos. No minimizó nada, era todo al cien por cien, y eso la gente lo apreció mucho”, remata De la Peña.