Llevan todo el año preparándose. Están horas bajo un casco y arriba de una moto. Llegan desde Curicó, Viña del Mar y Santiago unidas por una pasión. Un estilo de vida que las acoge y en el que, además, son las mejores. Son las más destacadas, las que dominan el panorama nacional. Beatriz Angulo (39), Karol Marín (27), Tania González (22), serán las titulares. También irá Valeria Rodríguez (20), quien lo hará como reemplazo. Están a días del mayor desafío de sus carreras deportivas. Y no porque no haya laureles en sus vitrinas, sino por formar parte de la selección chilena femenina que competirá en el Mundial de Enduro, en el International Six Days (ISDE), y que en noviembre, después de 11 años de ausencia en el país, vuelve a tener a Chile (Viña del Mar) como sede. Además, Benjamín Herrera, Leonardo Quintanilla, Diego Rojas y Gabriel Balut serán los varones. Ruy Barbosa, Diego Herrera y Esteban Lanz, correrán en Junior.
En 2007, en La Serena, fue la primera vez que se corrió el Women's Trophy, la categoría mujeres, con la primera selección nacional. La segunda fue en 2010, en México, pero ninguna llegó a la meta. Hoy, el tercer grupo representante se apronta para una experiencia única que las medirá contra las mejores del mundo.
La dificultad de la prueba no es menor. Alemania, Argentina, Australia, Estados Unidos, Francia, Portugal, Suiza y España serán, además de Chile, los participantes. La ibérica Laia Sanz, corredora del Dakar y multicampeona en varias categorías, será la máxima figura a observar. Pese a su cartel, a las nacionales noles asusta. Es más, las motiva. "Es un honor correr contra ella, es una pilotaza", resume Karol.
Sin embargo, este grupo de chilenas no se deja impresionar. Tienen las metas claras y para cumplirlas suman kilómetros todas las semanas. Por eso también es que llevan todo el año compitiendo al menos cuatro veces por mes. Los 1.294 kilómetros y los seis días que correrán en el campeonato, por más de seis horas diarias, son un desafío que las 30 competidoras buscarán sortear. Eso sí, el primer objetivo es terminar. "Y dentro de las posibilidades de cada una, sacar los mejores tiempos posibles", añade Beatriz.
El camino para llegar a ser seleccionadas no fue fácil. Las cuatro cuentan que su primera experiencia con la moto se dio con el padre de cada una. Se metieron en un mundo prejuiciosamente más masculino y que por estos días vive un auge femenino con campeonatos nacionales, latinoamericanos y, ahora, el Mundial. "Cuando era más chica sentía que me excluían mucho. La pasé mal. Hoy tenemos torneos consolidados y son muchas mujeres las que andan en moto", comenta Tania González, última campeona nacional en categoría femenino.
Las seleccionadas chilenas conoce su rol y saben que está en ellas fomentar aún más su deporte. Que otras niñas ocupen sus lugares en próximos campeonatos es también su anhelo. "Se ha notado en los últimos años un incremento en la categoría de mujeres, en varios deportes. En la moto se nota con niñas bien pequeñas. El ambiente se hace más amigable, los hombres son más amistosos. Se ha abierto bastante el campo deportivo", dice Beatriz.
La preparación que llevan es intensa. Karol, Tania y Valeria acumulan un nivel potente de entrenamientos, al que Beatriz se integró en enero. Trabajo de conducción, carreras y gimnasio son parte de sus actividades cotidianas.
Es un grupo que convive con el profesionalismo tradicional, aunque el motociclismo es también la carrera que eligieron. Beatriz es diseñadora de interiores, Tania egresó de técnico en mecánica automotriz, Karol es ingeniera civil industrial y Valeria estudia ingeniería comercial. En lo deportivo, trabajan con un preparador físico, quien las evalúa incluso mentalmente. Esto no es menor. Cuentan que cuando la parte mecánica falla, es la cabeza finalmente la que empuja a terminar la ruta. "Importa tanto como la moto. Tienes que ser fuerte, pero también tener habilidad", dice Karol. "Las caídas son parte de esto, una está consciente. Si caigo, tengo que pararme rápido. Después terminas la carrera y te duele todo, pero la terminaste", indica Tania. "Es una parte fundamental, controla todo, independiente de que el cuerpo no de más", concluye Valeria.
Como el nivel al que se enfrentarán en noviembre es el más alto del mundo, los entrenamientos los toman con la seriedad que merece. Hacen kilómetros en arena, especiales cronometradas, cambios de terreno, enlaces en el cerro, prueban andar sin romper la moto, sin caerse, aguantando con su físico las dificultades de una ruta como las de la competencia.
Aunque la meta es terminar, ellas mismas se ponen la presión de recompensar el apoyo que les han dado tanto en redes sociales como sus auspiciadores. No es barato correr estas competencias. La base son seis o siete millones de pesos para reestablecer el equipo y dejar todos los aspectos tanto técnicos como de herramientas necesarias en el mejor estado posible. Hay compromiso y se nota. "Debe haber, porque no es algo al azar y tampoco un juego. En estos momentos es la gran oportunidad. Estoy cansada de viajar, pero debo hacerlo", dice Tania, quien viaja todas las semanas desde Curicó a Viña para entrenar.
Aunque aún quedan días, ellas notan el interés en el público. "Hay gente que pregunta si voy a correr los Six Days y se sorprenden. Es un mundial en Chile, están todos pensando en esto", acota Karol. "Donde vivo es demasiado, me saludan en la calle y me dan ánimo", agrega Tania.
Pese a que estas cuatro exponentes llevan años en el motociclismo y que admiten que el crecimiento en Chile sigue en marcha, saben que aún hay ruta por andar. Por ejemplo, el grupo ha conversado la idea de hacer charlas o exposiciones en colegios para fomentar su deporte. Interés hay y ellas son agentes para que crezca. Por ahora, verlas arriba de la moto, motivadas por representar al país y hacer historia, es el mejor ejemplo que dan.