Hubo varias ausencias ayer en La Moneda. En el Patio de los Cañones, al mediodía, se celebraron los Premios del Deporte 2017, y entre todos los campeones que llegaron a la ceremonia, hubo uno que se extrañó particularmente. Claudio Romero, el monarca mundial Sub 18 de lanzamiento del disco, quien pese a haber confirmado su asistencia, no estuvo presente en el evento encabezado por la Presidenta Michelle Bachelet.
No hubo excusas previas, simplemente no llegó. El destacado deportista, que durante este mes ha recibido tantas condecoraciones por su hazaña de julio en Kenia como para armar una colección, difícilmente podría haber llegado a la reunión con la mandataria y las principales autoridades del deporte. Porque en la noche del martes, mientras se realizaba la ceremonia de premiación de los mejores del Club Deportivo Universidad Católica, el joven discóbolo perdió la cabeza.
En un extraño incidente, la misma noche en que su institución lo premió como el Mejor Deportista del Año, Romero se trenzó a golpes con distintos miembros del club, debiendo ser controlado por la seguridad del recinto para que el altercado no terminara en hechos de mayor gravedad. La situación es confusa y hasta el cierre de ésta edición aún no se esclarecía. Ni el CDUC quiso emitir un comentario al respecto, ni los padres del lanzador se animaron a contestar las llamadas para aclarar realmente qué fue lo que ocurrió, aunque fuentes aseguran que incluso hubo un balista cruzado seriamente involucrado.
"Él es un niño, se equivoca, comete errores porque aún es chico. No lo podemos enterrar por este problema", señala Eduardo Sotomayor, su entrenador y formador. El técnico, condecorado como el mejor en su profesión en la misma ceremonia, aseguró no estar presente al momento del incidente, que se desarrolló después de la medianoche. Además, explicó que el pasado fin de semana, Claudio sufrió un fuerte dolor de cabeza, que lo tuvo hospitalizado durante dos días.
"Después de los Juegos Bolivarianos, él tenía que hacer un descanso activo, en el que podía entrenar, pero sin mucha carga. Al parecer no hizo caso, porque comenzó a practicar crossfit, lo que le provocó una sobrecarga y lo dejó con fuertes dolores de cabeza. Se fue a tratar y lo dejaron hospitalizado; estaba cerca de tener un aneurisma cerebral", reconoce Sotomayor.
Los dichos de Sotomayor hacen alusión a que, por su reciente problema de salud, el atleta estaba bajo el consumo de algún medicamento ("desconozco lo que pudo ser"), lo que mezclado con el alcohol, terminó cambiando la actitud y comportamiento de Romero.
Por eso, el hermetismo ayer fue absoluto en San Carlos de Apoquindo. Durante la tarde, dirigentes y entrenadores se reunieron para definir cuáles serían los pasos a seguir tras lo ocurrido, aunque se descartó completamente una expulsión del club.
Sin tener alguna voz oficial, sus compañeros tampoco quisieron referirse a lo ocurrido. "Es complicado decir algo al respecto. Estamos esperando a ver qué nos dirán desde el club. En las vacaciones, Claudio se fue con nosotros y se comportó muy bien. Es todo lo que puedo decir", señaló Marcela Barrientos, destacada atleta máster del equipo de lanzamiento de la franja y madre del joven lanzador Paul Bouey.
El gran año de Claudio Romero termina eclipsado por una noche de furia en su propia casa deportiva.