Bajo el sol que entibia la mañana en la pista atlética del Club Manquehue, Don Babbitt mira al foso del lanzamiento, observa atentamente al deportista que vino a cazar. Las instalaciones lucen secas, después de toda la lluvia que cayó el sábado y que obligó a posponer la acción para ayer. Con su celular, el estadounidense filma las ejecuciones de Claudio Romero.
La bala no es la prueba fuerte del chileno, pero sí, según los conocimientos del coach especializado, un buen complemento para los discóbolos cuando todavía son jóvenes, siempre y cuando sepan hacer el switch entre una y otra y no afecten el timing.
Entre lanzamientos, Romero se acerca al sector donde está su entrenador para hablar con él. Babbitt no se entromete. Uno de los mejores entrenadores del mundo se guarda sus comentarios para después. Luego le comentará a sus colegas chilenos que si bien la técnica de Romero en la bala es muy primitiva, su altura y explosividad proyectan mejoras.
Termina la bala, y Babbitt se traslada de lugar para obtener la mejor vista al plato fuerte: el campeón sub 18 en el foso del disco. El torneo es de categoría adulta, por lo que debe utilizar un implemento de 2kg, 500 gr más que lo que corresponde por edad. Está compitiendo ahí sólo porque lo observa la visita ilustre, y porque de pasada, obtendrá la marca para competir en los Juegos Bolivarianos de noviembre. Su plan principal contempla seguir aumentando sus marcas con el disco liviano.
Babbit queda maravillado. Con 17 años, Romero gana la prueba a sus rivales, todos mayores, pero no celebra. No quedó conforme con su marca de 54,43 metros. El técnico de la Universidad de Georgia – institución que lo quiere en sus filas y,según dice el técnico,le ofertará oficialmente al chileno una sabrosa beca una vez que cumpla la mayoría de edad-, le muestra los videos y le dice que tiene un enorme potencial.
Romero parece motivado con la que puede ser su vida en Estados Unidos. Babbitt, entusiasmado también con el talento del chileno. Pero no tanto conque se haya conocido su visita. Sabe que reglamentariamente debe esperar cuatro meses más, cuando a Romero le falte un año para acceder a los estudios superiores, para tentarlo oficialmente.