Ronnie Fernández (30 años) se ha transformado en la bandera de lucha de Santiago Wanderers. Desde que el atacante retornó a Valparaíso, los porteños suman dos victorias. Pese a la euforia, los dirigidos por Emiliano Astorga siguen últimos, con ocho puntos, once menos que el penúltimo, Curicó. En conversación con El Deportivo, repasa los turbulentos meses de su club.
¿Le molesta que los den por descendidos?
De afuera es normal que suceda esto. Si tú vez, año a año, siempre los equipos que están peleando sufren las críticas, el bullying cibernético. Es común. Lo que sí me dolió en un momento fueron las declaraciones erradas que salían desde el mismo club. Se hablaba de una reestructuración pensando en el próximo año y que ya poco menos estábamos descendidos. Y matemáticamente aún hay opciones.
¿Enfrentó a esos dirigentes que hablaban de la reestructuración?
Hubo una conversación. Nos hicieron ver que todos estábamos en el mismo camino, luchando hasta el final. Quedamos tranquilos.
¿Se salva Wanderers?
Creo que sí. Soy bastante realista: es una tarea demasiado difícil, pero si le preguntas al Roonie hincha, yo tengo toda la fe y sé que estamos trabajando para eso. Pero sí soy consciente de que es una tarea muy complicada. Hace dos fechas era imposible, pero hoy es menos imposible.
¿Se siente el salvador de Wanderers?
No, para nada. Sí calza mi llegada con los buenos resultados, con la mejora en lo futbolístico, en los puntos. Pero salvadores y superhéroes en el fútbol no existen. Hay un plantel por detrás, mucha gente trabajando.
A los canteranos los criticaron mucho en la primera rueda. ¿Entraban con temor a jugar?
Es válido pensar eso. Un joven de 18 años, que está haciendo recién sus primeras armas, que lo empiecen a apuntar, a recriminar, porque las fechas son malas, se le hará difícil. Y aparte eres parte de las peores temporadas de un equipo. Eso fue acumulando un descenso, un desgano, se te va quitando la alegría de jugar fútbol.
¿Qué explicación le da al mal momento?
No hay explicación. Es difícil encontrar explicaciones a un cúmulo de errores, de cambio de entrenadores, de muchas cosas que pasaron rápidamente. El conformar un plantel con tanto joven… Fueron un sinfín de cosas que te meten en una nube negra de la que es difícil salir. Ya habrá momento de asumir responsabilidades.
También se desvincula a Medel Alarcón, dos emblemas de plantel en sus últimas campañas...
Eso fue un golpe tremendo para todo el equipo. Dos personas súper importantes en el plantel. Más allá de lo que te entregaban en la cancha, eran jugadores súper queridos. También se habló un sinfín de cosas que no entiendo, que no eran verdad en relación a ellos.
Pero Alarcón se va por insultar al técnico...
Claro. Ambas situaciones fueron dirigenciales, de la parte de arriba del club. No nos metemos en eso, nosotros nos metemos en lo deportivo. Ellos tendrán sus razones.
¿Conoció a Reinaldo Sánchez?
No, para nada.
¿No le interesa conocerlo?
Es que estoy enfocado únicamente en mejorar día a día, en estar con quienes tenemos esta difícil tarea de ir mejorando para salvar al club. En ese sentido, no sé qué tanto nos puede cambiar conocerlo.
Justo empiezan a ganar cuando la dirigencia ofrece el premio de $ 240 millones por mantener la categoría. ¿No se ve extraño?
Sí, pero también cambiamos y empezamos a ganar cuando empecé a jugar yo. Cada cual ve la parte de la historia que quiere ver. Me avergüenza que digan que hubo un cambio de actitud por un premio millonario. Fue un premio que se nos impuso, que no negociamos, que no pedimos. El valor deportivo que tiene salvar esta situación va por encima de cualquier plata que te puedan entregar. Hay un premio que se publicó, que se hizo con toda una parafernalia.
Esos premios generalmente se acuerdan entre ambas partes y no se publican…
Bueno, esas son decisiones que se toman en una mesa donde yo no participo. No te puedo dar una respuesta de eso. Sí puedo ser tajante sobre que nosotros no lo pedimos, no hubo negociación. Como capitán y jugador grande del equipo en ningún momento intentamos negociarlo, un pedido de parte nuestra. Ni para motivar, ni nada. Se nos ofreció, no hubo negociación, ni nada.