La lesión que sufrió Lucas Passerini en el debut de Belgrano en la Copa Sudamericana, frente a Internacional, aumentó la alerta. El delantero de la escuadra cordobesa, quien en Chile destacó en sus pasos por Palestino y La Calera, se transforma en la nueva víctima de una dolencia que en el fútbol transandino se viene produciendo con inusitada frecuencia: la rotura de ligamento cruzado.
No es una lesión cualquiera. Se trata, de hecho, de una de las más temidas en el fútbol: según los plazos convencionales, la recuperación parte en seis meses de inactividad. En Argentina el debate está puesta en la gran cantidad de casos que se han generado en el último tiempo. La cifra es impactante: 20 jugadores la han lamentado en los últimos tres meses. El fin de semana, de hecho, Lucas Blondel, de Boca Juniors, y Gastón Togni, de Defensa y Justicia, habían incrementado el triste listado. El registro lo abrió Gonzalo Martínez, de River Plate, el 14 de enero.
El debate
Los especialistas buscan el origen del fenómeno. En sus redes sociales, Jorge Batista, médico de Boca, teorizó respecto de la situación. “Calendario muy apretado, terrenos de juego en algunos casos en mal estado, modas en el uso de tapones semicirculares en lugar de tapones redondos, estrés psíquico (todos se juegan algo, descenso, clasificar a instancias finales), fatiga física. El futbol argentino es sumamente difícil, el trabajo de los preparadores físicos es excelente. Esto trae aparejado que el jugador no tenga un segundo sin que reciba la presión de dos y hasta tres rivales”, describe el profesional, en un intento por encontrar una causa.
La siguiente reflexión tiene que ver con la conducción de los encuentros. “Si bien la mayoría son lesiones indirectas también debo remarcar que en el futbol europeo se protege mas al jugador. Una o dos faltas, amarilla y luego roja”, expone.
El escenario, a juicio de Batista, puede ser aún peor. “De todo esto se me ocurre una sola conclusión: No veo una salida rápida. Se seguirán rompiendo cada vez mas jugadores, esto es INEVITABLE. No hay programas de prevención que se puedan instaurar porque las variables a corregir son muchísimas y tocan intereses económicos en muchos casos. ¡Una pena!”, lamenta.
Un récord
El caso transandino constituye, de hecho, un extraño récord a nivel mundial: el torneo que más lesiones de este tipo registra. La Bundesliga es la que más se le acerca, aunque a una distancia considerable: ocho casos. Ni siquiera la suma que considera, además, dos en la Premier League, dos la Ligue 1, tres La Liga y dos la Serie A llega a igualar la que se registra en el balompié argentino.
La búsqueda de razones obliga a ampliar la mirada. “Absolutamente nada es unicausal. Para buscar el origen de todas estas lesiones, que para colmo son lesiones de un ligamento en particular, tenemos que ir a buscar un montón de aspectos: los campos de juego, la agenda intensiva, pero a mí me gustaría resaltar dos factores para que pasen a ser actores principales. La ciencia dice que los deportistas vienen preparados o no para lastimarse el ligamento cruzado anterior, y podemos saberlo a través de estudios genéticos. Una serie de deportistas viene genéticamente desde la cuna con un halo de protección ante esta lesión y otros no, vienen más predispuestos a lastimarse. Sobre todo cuando eso se asocia con factores medioambientales, como pueden ser el estado del campo de juego, la frecuencia o intensidad del juego”, declara el médico Pablo Corinaldesi, en TyC Sports.
“El otro gran factor agregado que hay que tener en cuenta es que los futbolistas tienen muslos cada vez más potentes, están todo el día pateando la pelota y tienen un desbalance entre el cuádriceps, que es la parte anterior del muslo, y la parte posterior, que son los isquiotibiales. Además con un gran desarrollo del músculo aductor, que es el que se usa para pegarle a la pelota”, añade. “Todos estos son factores que inciden a la hora de tener esta epidemia de lesiones de cruzado anterior”, sentencia.