De seleccionador a conferenciante. Ese es el giro que le ha tocado desarrollar a Reinaldo Rueda, a quien cada semana le quitan una oportunidad de regresar a su trabajo original. Mantiene octubre como el horizonte oficial (la Conmebol sigue sujetando el calendario para el inicio de las Eliminatorias), pero ya sabe que no podrá disfrutar de una fecha previa para probarse en amistosos. Ni acá ni en Europa. El plan de entrenamiento que tenía en Suiza con 16 futbolistas que juegan en el viejo continente, cinco en México y dos en la MLS se le fue ayer a la basura. Así que, eso ya lo sabe seguro, cumplirá un año sin contenido laboral (un mes corre de su cuenta por su debilidad, y la de sus jefes, durante el plante de los seleccionados en el estallido).
Mientras, gasta el tiempo dando charlas online como expositor de simposios, seleccionando sus intervenciones en medios (alguna vez incluso nacionales) y aireando su frustración con acento victimista. Y confirmando, por ejemplo, que en noviembre estuvo a punto de dejar el cargo porque no entendió que por tres jugadores se paralizara el torneo o disparando contra los que se olvidan de incluir a Isla en la generación dorada. “Como si no hubiese existido”, reprocha. Y alguno le contraataca diciendo que al referirse a ese grupo, él ignora a Marcelo Díaz, como si tampoco hubiese existido. Literatura en suma para compensar la falta de pelota.
En realidad, la Roja tiene más claro cuándo va a jugar la Copa América 2021 (ayer se desplegó el fixture) que cómo será su camino a Qatar. A Rueda le tocará recomenzar con sus seleccionados tras un año vacío (si es que la pandemia no obliga a estirar más el desencuentro), en peores circunstancias que sus competidores. O teóricamente, porque tampoco hay mucha diferencia entre 11 meses sin verse que 12. Lo cierto es que Conmebol se aferra a octubre para el inicio de las Eliminatorias y no se baja de ahí, por más que Asia, por ejemplo, ya haya decidido plegar las velas en 2020. Le tocó escucharlo y debatirlo ayer en el Consejo de Presidentes del organismo a Pablo Milad, que lleva dos semanas en el cargo y no se baja del computador.
Por ahí también terció el nuevo timonel de la ANFP en el combate de egos que lidia la Conmebol con los gobiernos, al menos el chileno, alrededor de los cordones sanitarios. El fútbol sudamericano fijó una fecha para la vuelta de la Libertadores con un protocolo de viajes que permitiría entrar y salir de los países miembros a los equipos participantes y los políticos ya le dijeron que de eso nada. Así que ayer retrocedieron y aceptaron negociar con los ministerios y hasta acatar lo que digan, pero al tiempo dejaron claro que si no les dan la visa, los clubes tendrán que buscarse la vida para ejercer de anfitriones cruzando la frontera. Colo Colo y la UC no dicen nada, aguardan acontecimientos.
En posición de espera están en el fondo todos los clubes chilenos, que siguen sin recibir una fecha para el ansiado retorno del torneo nacional. Quieren el 28 de agosto, pero el Mindep les exige trabajo y garantías antes de concretar la partida. De momento, ya hay una relación de estadios que tienen que ponerse al día de aquí a dos semanas. Y de otros que ya han sido descartados. El Nacional, por ejemplo, se lo han apropiado los deportistas de alto rendimiento y se ha quedado sin él la U, salvo para los clásicos. Por secretaría lograron los azules eludir el descenso y así han perdido ahora la localía. Los perjuicios de vivir de prestado y sin campo propio.