Así es la Champions: cuando todo parece sentenciado, se abre una ventana para que pase el suspenso y el desenlace no sea predecible. Es cierto que el Liverpool goleó a la Roma y tiene la primera opción de llegar a la final de Kiev, pero en esta edición del torneo apostar por que una llave ya está cerrada es demasiado riesgo. En Anfield, el cuadro de Jürgen Klopp venció a los romanos 5-2.
Es la serie de los tapados, los clubes que no estaban en los cálculos generales para estar entre los aspirantes a ganar la Orejona, Pero hicieron méritos para estar donde están. A la larga, eliminaron nada menos que al City y al Barcelona.
El Liverpool le hizo honor a su condición de equipo más goleador de la competencia. Con los cinco de ayer sumó 38. De un inicio interesante y con poco respiro, el trámite fue parejo, pero con el pasar de los minutos la velocidad en ataque y la eficacia le dio a los ingleses una ventaja amplia. En parte, aquello se dio por tener entre sus filas a un crack llamado Mohamed Salah.
El egipcio, mejor jugador del año en la Premier según la Asociación de Futbolistas Profesionales de Inglaterra, tuvo un partido genial. En el primer tiempo, le bastaron un par de chispazos para dejar a su club 2-0 arriba antes del descanso. Dos goles y dos asistencias fue la contribución del Faraón. El poder de Momo ni siquiera fue detenido por el portero Alisson, el de más atajadas en la competencia.
El complemento era el derrumbe de los italianos, porque un tanto de Mané y un doblete de Firmino establecían un 5-0 tan claro como brutal. Klopp sacó a Salah y la Roma ganó en coraje para ir a buscar goles. Consiguió los descuentos de Dzeko y Perotti, que devolvieron a la Roma a la serie, más allá de la ventaja del Liverpool.
El próximo miércoles 2 de mayo será la vuelta en la capital peninsular. Cualquier cosa puede pasar. Así es la Champions.