El partido clave que Chile le ganó a Colombia la noche del lunes en Medellín no fue el mejor para el ala-pivot Sammis Reyes, quien estuvo insualmente desacertado en el costado ofensivo (sólo encestó dos de los 12 tiros de campo que intentó); sin embargo, el jugador de la Universidad de Tulane (NCAA) se esforzó en el costado defensivo y en la tableros, zona que dominó con 11 rebotes, cifra máxima en el encuentro. Por eso, al final del choque disputado en el coliseo Iván de Bedout, el interno de 22 años de edad, mostraba su satisfacción por el importante logro colectivo.
¿Cuán importante fue el triunfo de La Roja en Colombia?
Éste era el partido clave, que teníamos que ganar sí o sí. Llegamos bien preparados mentalmente para jugar lo mejor que podíamos.
¿Eso quiere decir que ante Brasil no estaban al 100%?
Contra Brasil tuvimos apenas tres días para entrenar. Hicimos lo que pudimos con lo que teníamos, el cuerpo técnico hizo un muy buen trabajo. La defensa era una de las cosas que teníamos que mejorar y ahora contra Colombia sí pudimos dominar en este aspecto.
¿Fue cierto que tardó casi dos días en llegar a Chile para el duelo ante Brasil?
Sí, fueron como 36 horas viajando, pero eso quedó atrás. Siempre estoy contento por poder vestir esta camiseta, siempre con todas las ganas de dar lo mejor.
¿Cómo se tarda 36 horas en viajar dentro del mismo continente?
ni yo mismo me lo explico. Estaba en Jamaica con mi equipo de Estados Unidos, el Tulane. Entonces de Jamaica viajé a Miami, donde hice una escala de nueve horas. De allí a Santiago, con una escala de cinco horas. Luego viajé a Puerto Montt, y luego por carretera hasta Osorno. Unas 36 horas un poco largas, pero ahí aproveché de estudiar, así que agarré mis libritos, estudié lo que pude y aproveché el tiempo.
¿Qué estudia en Estados Unidos?
Estudio Finanzas y Business Management. Me encanta lo que estudio, así que le pongo harto esfuerzo. Es difícil balancear el tiempo entre las dos cosas, pero al mismo tiempo creo que tengo las habilidades de manejar bien mi tiempo y eso me ha dado muchos frutos.
Volviendo al básquetbol, cuando analiza el juego habla mucho de la defensa.
En Estados Unidos la defensa lo es todo. Planeamos tres días antes de cada partido, en dos sesiones diarias, cómo vamos a defender cada pick and roll, cada jugada. Le damos mucho énfasis a los conceptos defensivos, vemos muchos videos del otro equipo, cómo juega, de cada jugador individualmente. Esas cosas me han enseñado a ver las jugadas de una forma más técnica.
¿Qué ha aprendido en la NCAA?
Muchísimo, es una oportunidad única. Le agradezco a la persona que me llevó, George Pérez, y trataré de aprender todo lo que pueda y luego aprovechar esa experiencia. Estoy en mi tercer año, me queda Éste y otro más. Aún me falta por aprender.
¿Cree que se puede aplicar en la cancha algo de lo que ha aprendido en las aulas?
Muchas cosas. Para empezar, cómo manejar el tiempo. Balancear el básquetbol y los estudios. Y la enseñanza del trabajo duro. Yo no soy un jugador profesional; entonces, paso muchas horas al día estudiando. Poder hacer bien las dos cosas es algo que me enorgullece.
Y, luego de la universidad, ¿cuál es su objetivo?
Llegar lo más alto posible. Así. Corto. Ha estado siempre el sueño. A ver si llegamos.
¿No le pone nombre? ¿Tres letras?
Me lo imagino. No le quiero poner nombre. Eso es para mí.
¿Qué características destaca de su juego?
Aparte de ser una amenaza ofensiva, creo que la defensa es mi enfoque, lo que me enorgullece. Que no me hagan puntos, lo tomo como algo personal, ya no sólo del equipo. Que no le hagan puntos a Sammis Reyes es un reto personal. Eso me ha dado muchos frutos. Todos queremos hacer goles, pero la defensa es la que gana partidos.
¿Quién es su ídolo dentro del básquetbol?
LeBron James. Es el jugador que trato de imitar en todo lo que hace. Me gusta su juego, su forma de actuar, su actitud, su orgullo, su honestidad. Lo admiro como persona tanto como en el básquetbol.